miércoles, 26 de diciembre de 2007

Las amigas de mi novia

A menos que se trate de una mutante recién llegada de Chernobil (Rusia), toda hembrita con la que uno se llega a cuadrar tiene amigas a su alrededor. Eso es importante tenerlo en cuenta porque cuando uno entra en la vida de alguien como novio, necesaria, inexorable e inevitablemente va a tener que permitir que las amigas de ella se metan en la vida de uno.

Todo comienza de la manera más inocente: uno cree que ella sólo tiene una amiga, Paola, esa en común que se la presentó a uno en primer lugar. Pero resulta que Paola es una de esas amistades distantes con la que se ve cada mil años, lo que explica por qué uno nunca había visto a su novia antes, ni siquiera en las fotos que Paola sube a Facebook. Uno empieza a creer que su nueva conquista es una de esos exóticos especimenes solitarios que uno va a poder tener sólo para uno, en un paraíso idílico donde el resto del planeta juega simplemente el papel de distantes extras.

Sin embargo, la ilusión dura dos semanas, máximo tres. A menos que uno tenga un olfato excepcional para las emboscadas, la novia lo enreda diciendo que ese fin de semana sólo para dos (en el que pensaban darse como a ratas) van a tener que posponerlo porque "una amiga del colegio está cumpliendo años". Si uno accede a cambiar sus planes (porque es que son "unidísimas" y da pena ser el malo del paseo), de ahí en adelante ya no va a poder tener un fin de semana a solas porque siempre va a salir una amiga del colegio que cumple años ese sábado. Ojo que no es viernes ni domingo sino sábado, atravesado de tal forma que uno necesariamente debe sacrificar el otro plan. Cuando pasa casi un año en las mismas, uno empieza a creer que a su novia la hacinaban durante el bachillerato en un galpón con 50 o más compañeras (¿de dónde putas salen tantas amigas del colegio diferentes?), hasta que se pone a hacer cuentas y resulta que le metieron de contrabando también a las amigas de la universidad, las del club, las de la oficina… En últimas, uno acaba dándose cuenta de que esta hembrita conocía directa o indirectamente a todas las mujeres de la ciudad.

De tanto verse con todas esas hembritas uno empieza a creerse amigo de ellas, hasta se deja invitar a sus parches cuando la novia no está en la ciudad para no quedarse solo (obvio, uno dejó de ver a los amigos hace meses por estar yendo a tanto cumpleaños y ya ni lo tienen en cuenta para salir). Sin embargo, no más es que uno tenga un problema con la novia para que todas sus amigas muestren los dientes y saquen las garras. El amor hace que la novia sólo vea en uno cualidades y casi ningún defecto, mientras que las amigas pareciera que hubieran hecho una especialización en auditoría porque le hacen inventario exhaustivo de cada pequeño defecto y llevan el historial de cada pequeña embarrada que uno haya podido cometer.

Si llegan a terminar, la ex novia sólo va a escuchar de sus amigas acusaciones contra uno sustentadas como si estuvieran en juicio ante un tribunal militar. Ante semejante lavado de cerebro, en el imaginario de la ex novia uno deja de ser "mi gordito divino" para convertirse en "el enano asqueroso" y terminar como "el hijueputa ese".

Pero ¿saben qué es lo peor? Uno supone que después de elaborar el duelo, hacer las paces con el pasado y volver a subir su autoestima, va a poder empezar otra relación sin problemas. Pero no. Resulta que cada nena en edad de merecer en toda la ciudad es amiga en mayor o menor grado de su ex: para ellas, uno es como uno de esos parias de la India a quienes ni siquiera les contestan el celular. Y no importa que uno haya sido un buen novio y la ex ya esté felizmente casada con un senegalés musculoso de dos metros, la lealtad de amiga puede más y jamás van a permitir que uno se les acerque.

¿Qué hace uno en esos casos? Puede intentar cambiarse el nombre y hasta dejarse el bigote y las gafas oscuras (incluso de noche) para no ser reconocido en la calle. O probar suerte en otra ciudad donde las mujeres no conozcan a la ex de uno. Por ejemplo, en Senegal.

viernes, 23 de noviembre de 2007

Las múltiples vías del afecto

Aunque su pasatiempo favorito sea lamerse el trasero con verdadero entusiasmo, nadie dudaría en calificar a Bek como adorable. Por ejemplo, Bek que fue criado absolutamente en inglés, en algún momento se volvió bilingüe porque entiende sin ningún problema que nos referimos a él cuando casualmente se comenta es español que “hay que sacar al perro”.
          Así mismo, su peor acto de venganza por dejarlo solo es cagarse de forma espectacular en la alfombra y voltear el tarro de la basura. Por eso en una ocasión que salimos tomamos la precaución de poner la basura fuera de su alcance y sacarlo al pasto a hacer del “número dos” antes de dejarlo sin compañía. Pero al volver encontramos que de todos modos Bek nos había dejado un regalito diminuto en el espacio acostumbrado de la alfombra. El pobre perro prefirió hacer un esfuerzo sobrehumano (o en este caso, sobrecanino) con tal de no defraudarnos. ¿Cómo no adorarlo?
          Sin embargo, yo apostaría a que la atracción que sentimos por otros habla más de nosotros que del objeto de nuestro afecto. Somos nosotros los que escogemos querer a alguien y en qué grado lo hacemos, independientemente de las razones objetivas que haya para merecerlo. Esta es la razón para que haya muertos y heridos después de un partido de fútbol en medio de quienes nos decimos “pero si es sólo un juego”. También para que le pongamos nombres a objetos que nos inspiran cariño (yo todavía recuerdo el traumático momento en que mi mamá me dijo que había regalado a “Amadeus” durante mi ausencia) o para que con frecuencia los demás no vean lo maravillosa que es esa persona que nos quita el sueño.
          Por eso cuando queremos a alguien y nuestro afecto es correspondido ocurre un evento que sólo podemos calificar como absolutamente milagroso. No hace falta que el afecto sea merecido o no, pero cuando somos correspondidos, el cariño por primera vez sale de la esfera de nuestras elecciones. Ya no se trata de la proyección de nuestros deseos o carencias en los demás sino de que, por alguna razón inexplicable, alguien nos considera objeto de su afecto. Y eso le da un sentido de realidad a nuestra vida que escapa a las ilusiones que hayamos podido urdir en nuestra mente.
          Pero bueno, para ser precisos, basta con que creamos que nuestro cariño es correspondido. Pero que nuestro Power Macintosh 6100/60 nos haga felices con su exquisito diseño y primoroso reflejo de nuestra personalidad es muy diferente de que podamos ver la felicidad en el rostro de alguien que nos ama o en el alegre batir de la cola de conejo de un English Springer Spaniel.


lunes, 29 de octubre de 2007

¡Abajo Ken, arriba los gay!

¿De dónde salieron los corsés? ¿Y las burkas, esos velos con las que las mujeres son forzadas a cubrirse en las teocracias islámicas? ¿Y los bikinis? ¿Y las cirugías para redondear con silicona la "pechonalidad" de las féminas? Aunque no todos los casos están documentados, muy probablemente todas estas formas de alterar la apariencia femenina vinieron de la mente de un tipo. Sin embargo, de unos años para acá las mujeres han volteado la torta y han influido más decisivamente en la forma como nos vemos los hombres que en ninguna época de la historia.
          Bueno, para no decirnos mentiras, las mujeres SIEMPRE han influido en la forma como los hombres han escogido verse. Esa es la razón por la que seguimos usando saco y corbata en los matrimonios en lugar de camisilla manga ciza + bermudas + media tobillera, a pesar de que no estamos en la brumosa campiña escocesa sino en un amodorrador paraíso tropical. Sin embargo, creo que recientemente la cosa se ha empezado a poner peluda, o para ser más precisos, lampiña.
          Mi hipótesis es que todo es culpa de Mattel. Efectivamente, en parte muchas mujeres se sienten gordas (aunque estén flacas como un rejo) porque en su niñez les quedó grabado el ideal de belleza femenino que representaba la anatómicamente imposible Barbie. De la misma forma, el modelo metrosexual que ahora adoran las mujeres también puede haber sido influenciado por lo que vieron en su infancia: un tipo flaco como una Barbie, lampiño como una Barbie, con un guardarropas extremadamente variado como el de una Barbie y que se deje mangonear como una Barbie... En otras palabras, un Ken. El pobre y vilipendiado Ken se convirtió en el ideal de belleza masculino para muchas niñas que ahora ya son mujeres.
          ¿Y ahora qué putas vamos a hacer los que no nos parecemos ni cinco a un Ken? Ahora los que prosperan son los tipos que se matan de hambre, van al gimnasio exclusivamente a hacer abdominales, se depilan cada pelo sin misericordia cual tumor maligno, lucen sus uñas divinamente manicuradas y se visten tan, pero tan a la moda que en los almacenes de ropa les deben dar descuento por cliente fiel. Entre ellos no suele faltar el tipo de ademanes tan delicados que a simple vista a uno le queda la duda de si "es o no es", pero la nena divina que tiene al lado sale en su rescate prácticamente dando a entender que el man sí se la come para que a todos sus amigos les quede claro que "no es" y dejen de molestarla.
          Pues señores, lo que yo propongo es que unamos fuerzas con los gay. Aunque es una imposibilidad estadística que todos los gay sean bonitos, apuesto a que la mayoría cuida tanto su apariencia como para calificar dentro del ideal metrosexual. Y apuesto a que a ellos tampoco les gusta que los tipos que con su apariencia y su comportamiento lucen como posibles conquistas les salgan con que no, que son heterosexuales. Por eso deberíamos propiciar que cada vez más gay salgan del clóset, que no teman expresarse libremente y que puedan reunirse donde les dé la gana sin que a los demás les importe. <
          Un escenario así nos conviene a todos. Aunque yo creo que una mayor dosis de tolerancia por las preferencias de los demás redunda en una sociedad más civilizada y vivible, en el fondo también tengo la maquiavélica y egoísta esperanza de que más gay declarados en las calles mejoren mis opciones con el las nenas. La razón ya la había explicado Daniel Samper Pizano hace varios años: entre más tipos gay haya en el mercado, menos competencia vamos a tener los heterosexuales por las mujeres disponibles (menos oferta para la misma demanda). Al mismo tiempo, entre más mujeres identifiquen el estilo Ken como gay, menos van a pararle bolas a los que lucen así y tal vez el ideal de belleza masculina cambie. Sólo así los que somos como el oso (feo pero sabroso) podremos ver los frutos de mantener la cuchilla de afeitar en huelga, de lucir orgullosamente una calva producida por demasiada testosterona o de gastar en ropa sólo la muda del año. Justamente como nos gusta.

sábado, 27 de octubre de 2007

Sueño en el exilio

El día era de celebración. Apretujados bajo un mismo techo, todos los asistentes tenían puestos sus ojos en el improvisado escenario al fondo de la habitación. La semioscuridad del ambiente resaltaba nítidamente los bailarines brillantemente iluminados en el escenario, que se movían sincronizadamente trazando coloridos movimientos con sus trajes... demasiado sincrononizadamente.
          Una mirada más cuidadosa revelaba que los bailarines no eran sino una ilusión creada por un único artista, que se las había arreglado para animar marionetas de tamaño humano con sus movimientos de baile. La sensación de estar viendo una hilera de danzarines cosacos levantando las piernas con la agilidad de bailarinas de can-can era absolutamente envolvente. Cada bailarín tenía un traje completamente único, cuyos brillantes colores hubieran opacado el guardarropa de una compañía de acróbatas chinos.
          Cuando los últimos acordes de I can't dance de Genesis se extinguieron en el ambiente y los bailarines salieron apresuradamente del escenario, la luz se extinguió casi por completo. Mi turno había llegado.
          En medio de la semioscuridad salté hacia el escenario e inicié la serie de movimientos que manipularían la energía circundante hasta casi detener el paso del tiempo. Un estado alterado de conciencia me inundó y lo que para mí eran movimientos ejecutados cuidadosamente en cámara lenta, a los ojos de los demás parecían rápidos fogonazos casi imposibles de seguir. Lo que vino después fue una sucesión de coreografiados golpes a la pared del escenario, que resultó estar compuesta de nueve rectángulos. Cada golpe hacía que la luz del exterior entrara por las rendijas que separaban cada bloque de los demás, iluminando cada vez más la habitación con una especie de brillante y gigantesco tablero de triqui. Con el golpe final me lancé contra la pared falsa y empecé a caer al exterior del edificio. Para acabar de liberar la entrada de la luz a la habitación, arrastré en mi caída lo que quedaba de la pared. Desde atrás ésta se veía como un grupo de tablas unidas con cinta de enmascarar, el aporte al espectáculo de los muchachos del grupo de capoeira.
          El efecto sobre la audiencia fue impresionante. En mi caída en cámara lenta pude ver cómo los espectadores salían a asomarse por donde antes estaba la pared y la primera que vi fue a ella. Lucía tenía el cabello cubierto con un velo blanco transparente y lucía una sonrisa de mil soles sobre su rostro; nunca la había visto tan feliz. Obviamente la celebración era un matrimonio y ella era la novia.
          Cuando llegué al suelo con los restos de la pared del escenario, la burbuja de tiempo alterado se disolvió. Con ella también se fue mi sensación de euforia y sólo podía pensar “no te enamores de una Cuervo a menos que estés dispuesto a casarte con ella”. De camino hacia mi camerino pasé por la mesa donde estaban sirviendo la torta. Pedí que me guardaran un pedazo, pero después lo pensé mejor y me devolví a tomar uno de una vez.
          Justo cuando iba a dar un mordisco a la torta de fresa, desperté a cientos de kilómetros lejos de allí. Abrí los ojos dentro de un enorme cubo blanco, con las primeras luces de la madrugada insinuando el contorno de las persianas. En medio de la oscuridad, por fin me quedó claro lo que tenía que hacer.

lunes, 8 de octubre de 2007

El desnudo es el mejor disfraz

Recuerdo que cuando me pinté el pelo por primera vez, el único que no se mostró aterrado fue el rector de la universidad. De resto, todos los que me conocían antes del cambio me miraron entre aterrados y divertidos porque no me creían tan audaz como para salirme de los convencionalismos. Yo pensaba que haber tenido el pelo largo hasta los hombros durante varios años me calificaba como audaz, pero supongo que ahora cualquiera se deja crecer el pelo y más bien es audaz el que se deja hacer el corte militar. Un profesor para el que había trabajado me dijo cuando me vio, sacudiendo su cabeza de un lado a otro, que me había creído una persona seria hasta ese día (aclaro que cuando lo conocí ya tenía otra vez el pelo corto). Suficiente ilustración: lo que yo había considerado un cambiecito inocente y perfectamente normal para mi personalidad, como ponerse una camiseta de Rammstein o dejarse el candado de traqueto, resultó siendo algo completamente incompatible con la imagen que los demás tenían de mí. Esa fue la primera vez que fui realmente consciente de que la gente puede hacerse una idea de nuestra personalidad a partir de la apariencia que no necesariamente coincide con la realidad.
          Fue a partir de ese momento en que observé con mayor atención a los rastafaris, a los punketos, a los skaters y en general a todas esas tribus urbanas a los cuales consideramos exponentes más o menos iguales de un mismo estereotipo. Obviamente cuando están juntos, todos los miembros de un mismo grupo se comportan muy similarmente, pero al conocerlos por separado fuera de su clan, pude ver que tenían una personalidad mucho más compleja de la que exhibían ante sus amigos. Aunque ahora parezca obvio, apenas en ese entonces caí en cuenta de que el número de piercings y el exotismo de los tatuajes no son un código de barras como los que identifican los productos en los supermercados. Simplemente refuerzan la imagen que la persona quiere proyectar de sí misma, no son un subproducto casual de la forma como se desenvuelve su propia personalidad. Hacen parte de un disfraz que no es solamente para Halloween sino para todos los días.
          Claro, hay quienes dirán que sólo usan cierta ropa, accesorios o maquillaje porque les gusta y no porque tengan algo que demostrar a los demás. Sin embargo, puedo contar con los dedos de una mano a los que he visto realmente hacerlo hasta las últimas consecuencias. Fue más o menos por esta época que el color naranja radiactiva de mi pelo mutó hacia un plateado más o menos permanente (dejaron de gritarme “Eeeeemineeeem” en la calle y de considerarme maricón hasta que mi forma de hablar los sacaba de su error), pero con el paso del tiempo, ya empezaba a apegarme a esa apariencia. Confieso que me parecía bacano cuando me disfrazaba con saco y corbata y debía asistir a una reunión donde todo el mundo tenía más o menos el mismo saco y la misma corbata. Yo era el único que se veía diferente a primera vista sin importar qué tan tatuados o enjoyados estuvieran los demás por debajo de su leve capa de solemnidad.
          Ocho años después llegó la crisis de la autenticidad y pensé que uno debe tratar de ser consistente entre cómo luce y cómo se siente pero sin recurrir a artificialidades como un químico para teñirse. Algún día la terapia genética nos permitirá ser del color que nos dé la gana, hasta tener pelo si nos hace falta, pero por ahora los tintes son un gastico mensual de tiempo y dinero del que me mamé. Y llegó el momento de la verdad. De la mano de mi fiel Remington HC-815 y su cabezal de 3mm me rapé la cabeza, me quité las gafas, y me dejé crecer la barba. Aunque reconozco que ahora estoy más cerca del lado oscuro que antes, mi nueva apariencia de paramilitar sigue siendo una forma de disimular lo teta que soy.
          Mostrarme tal y como soy es muy bacano pero también tiene sus desventajas: ahora los porteros me requisan más de la cuenta y las mamás tratan de ocultarme a sus hijas veinteañeras en los centros comerciales. Pero al mismo tiempo pocos me reconocen en la calle y me puedo dar el lujo de escoger a quién quiero saludar y a quien no. Definitivamente, el desnudo sí es el mejor disfraz.

sábado, 8 de septiembre de 2007

El temido Día del Amor y la Amistad

Una vez más, se acerca el Día del Amor y la Amistad , fecha temida y esperada con angustia por todos los hombres que no sean joyeros, floristas o dueños de restaurantes en todos los estratos socioeconómicos. Para completar, tal vez ninguna mujer vaya a permitir que su novio / marido / arrejunte pase de agache en semejante ocasión porque muy seguramente ya le compraron el detallito que obliga. La vaina es que seguramente no se van a conformar con un "detallito": en su interior, ellas sinceramente creen que los hombres estamos esperando con ansia esta oportunidad perfecta para "lucirnos" porque el resto del año nos da penita y necesitamos el empujón de una ocasión artificial para tomar la iniciativa (o algo por el estilo).
          Posiblemente los que no tengan novia crean que están a salvo, pero no es así. Al menos los gringos tuvieron la sensatez de dejar claro que el "Valentine's Day" es exclusivamente cosa de novios, pero el entusiasta espíritu emprendedor de los comerciantes colombianos acabó de jodernos a todos. Por eso el Día de Amor y Amistad ni los solteros podrán estar tranquilos, ya que sus amigas se encargarán de cazarlos hasta en los más inéditos escondites, cual protagonista de El Planeta de los Simios. Aunque pensándolo bien, de todos modos no es que tuviéramos muchas opciones, porque a menos que estemos con la respectiva hembrita, lo más probable es que estemos huyendo de las miles, millones, millardos de "cuchurrumines" que inundan los cines, restaurantes, parques y centros comerciales. Es que no hay nada para restregarle en la cara la propia soledad como un montón de parejas melosas armadas de rosas, osos de peluche o, en su defecto, bomba metálica con rosa y oso de peluche estampados en su superficie.
          Precisamente con el ánimo de huir de los gastos antes, durante y después del Día del Amor y la Amistad , no falta el vivo-bobo que le termina a la novia con cualquier excusa pendeja una semana antes de la fecha, con el plan de reconciliarse justo unos días después. Sin embargo, lo más probable es que al idiota de turno le salga más cara la reconciliada que lo que se ahorró huyendo de sus "deberes" conyugales. Así que dejémonos de bobadas. El que tenga novia, que asuma las consecuencias de sus actos valientemente como los espartanos de 300 y enfrente al enemigo: el miedo a dejar salir al cursi que todos llevamos por dentro.
          Y claro, para todas las víctimas secundarias de este nefasto día, lo mejor es que actuemos como si sobre la ciudad hubiera caído una apocalíptica epidemia que convierte a sus habitantes en zombis hambrientos. Propongo buscar a las amigas y amigos desparchados, encerrarse durante las siguientes 32 horas y repetir Love actually 16 veces. El plan: servir de hombro sobre el cual puedan mutuamente llorar esa tusa inconclusa y quedar listicos para comportarse el próximo año como un zombi más.

sábado, 1 de septiembre de 2007

Pillao Moncayo

Me llegó una cadena titulada “Pillao Moncayo”, con una presentación de PowerPoint que en un principio me hizo reír por lo ridícula, pero que después me inquietó porque al parecer no era una parodia o una burla sino algo que alguien estaba diciendo en serio. Es bastante alarmante que la gente hable sin saber, y más aún que la demás gente le crea. La presentación habla y habla de una foto donde aparecen el profesor Moncayo y el criminal Tirofijo, y la presenta como el gran descubrimiento.

La foto es auténtica, lo que pasa es que la ignorancia del que elaboró la presentación de PowerPoint es, por decir lo menos, peligrosa. Moncayo ha estado buscando desde hace años la liberación de su hijo aprovechando cuanta oportunidad se le presentaba. Su entrevista con las FARC fue abogando por la liberación de su hijo, y en ningún momento pretendió ocultarla, por el contrario buscó el mayor despliegue periodístico posible para que no lo ignoraran (la foto no es nueva, fue ampliamente divulgada por la revista SEMANA).

De la misma forma, cuando tuvo la oportunidad apareció robandole cámara a Uribe en un consejo comunitario y nuevamente en la plaza de Bolívar, y ahí sí el autor del Powerpoint malintencionado no se pregunta qué negocio raro tendría Moncayo con "el señor presidente Doctor Álvaro Uribe". La verdad es que no podemos saber con seguridad si el profesor Moncayo tendrá algún objetivo oculto, pero me resulta muy difícil de creer que se haga amigo de alguien que le tiene un hijo secuestrado como descaradamente afirma el autor de esta presentación malintencionada.

Personalmente pienso que Moncayo es un oportunista, que aprovechó el hambre de chiva y de circo de los medios y de los colombianos para hacer eco de su tragedia. Sin embargo, yo me pregunto si yo tuviera un hijo secuestrado después de tantos años sin que los secuestradores se manifiesten ni el gobierno me pare bolas, ¿qué no estaría dispuesto a hacer? ¿Me aguantaría la rabia y me humillaría ante el secuestrador con tal de buscar la posibilidad de liberar a mi hijo? ¿Me arriesgaría a que un fanático despistado me acuse de guerrillero por aparecer en una foto? Cada quien que responda según su conciencia.

domingo, 26 de agosto de 2007

Sueños en el Ministerio

"El grupo de rebeldes era perseguido por un ejército de robots cuando éstos se vieron rodeados y atrapados contra un camión (como los de bomberos, pero color verde oscuro). De entre la multitud empecé a gritar que era el colmo que el gobierno tuviera que pagar por llevarlos presos. Argumenté que en lugar de traer una patrulla para llevarlos a prisión, era más patriótico usar ese camión abandonado para transportarlos y así ahorrarle el dinero de la gasolina al erario público. Mi lógica computó impecablemente en el análisis de beneficio/costo de los robots, que nos permitieron subir y sacar a la calle el camión con los rebeldes a bordo. Al menos por esta vez, mis habilidades de culebrero paisa funcionaron perfectamente". Finalizado su relato, Samuel guardó silencio y esperó a que otro de los presentes narrara su sueño de la noche anterior.
          "Yo estaba con una mujer, nos abrazábamos y besábamos apasionadamente. La llevé en mis brazos hasta las escaleras, la dejé yacer de espaldas sobre los escalones y me acosté sobre ella. Seguí besando sus labios y empujando rítmicamente mi pelvis contra la suya, sus piernas entreabiertas temblando de emoción bajo la tela de mezclilla del jean. Estaba pensando cómo me gustaría penetrarla justo en ese momento, disfrutar de sus anchas caderas acentuadas por su estrecha cintura... cuando de repente me quedé helado. Llegó a mi mente la clara imagen de que la configuración del universo estaba cambiando. Salté de los brazos de la mujer y subí el tramo faltante de escaleras en busca del libro de las estrellas para buscar un indicador. Al pasar las páginas encontré que todo seguía igual, excepto por un signo astral que no era el mío sino el de Daniel. Sus indicadores probabilísticos mostraban la inminente llegada del viajero. Bajé a zancadas las escaleras y abrí la puerta principal. Subiendo las escaleras desde la calle, venía un agotado pero sonriente Daniel, quien después de abrazar a su madre (la de los jeans), la soltó para abrazarme a mí. Cuando desperté, todavía tenía una enorme erección debajo de mí por lo que había pasado con su madre". Lucas guardó silencio suponiendo que los demás también debían tener tremenda erección justamente en ese momento.
          Fue entonces el turno de Daniel. "Me vi avanzando rápidamente por la calle. Estaba sobre una especie de camión de bomberos, pero de color verde oscuro. Más específicamente, estaba colgado de una especie de barra telescópica, que se alejaba cada vez más del camión, lo que hacía más difícil sostenerme por el aumento de la inercia en cada curva que tomaba el vehículo. Usando toda mi fuerza, fui acercando cada segmento de la barra telescópica hasta su origen. Vi que nos acercábamos rápidamente al final de una calle mocha, donde había una montaña coronada por una casa de varios pisos. Una larga escalera de cemento llevaba de la calle hasta la puerta de la casa. Cuando acabé de recoger la barra telescópica, me di cuenta de que era una linterna negra, tan grande que había que tomarla por un asa en lugar de por el cuerpo. Linterna en mano, me encontré de pie en la calle y subí el primer escalón de la montaña".
          Los segmentos de la simulación habían sido presentados. Las predicciones del modelo matemático manifestadas a través de sueños habían probado nuevamente su efectividad. No importa que los detalles (el cómo) no tuvieran mucho sentido, lo relevante era la convergencia de las ecuaciones en el resultado (el qué). Daniel ya sabía que con las condiciones iniciales conocidas y los estímulos externos previstos podía salir de su aventura con bajas probabilidades de morir en el camino.
          Satisfechos con el resultado, los operadores del simulador de futuros alternos del Ministerio borraron la memoria de todos los presentes para que Daniel pudiera hacer su viaje con completa incertidumbre.

lunes, 23 de julio de 2007

Por qué tus pretendientes se pierden del mapa

Una de las fantasías que he escuchado en varias mujeres es tener admiradores. No es que quieran tener varios mancitos al mismo tiempo (a diferencia de la mayoría de nosotros que en secreto soñamos con tirar con todas las que nos gustan), sino que se regodean en la fantasía secreta de saber que hay alguien ahí que las hace sentir bonitas, deseadas, apreciadas.
          Las que tienen pareja hacen el mejor negocio, porque tienen la excusa perfecta para no tener que corresponder a los admiradores (“ Tan bobito, ¿no ves que ya tengo novio? ”), siempre y cuando los indirectazos y las atenciones sean lo suficientemente ambiguos como para no justificar los celos del novio. Por su parte, las que no tienen novio tienen que ingeniárselas para mantener a raya a los tipos que no le interesan, pero sin ser lo suficientemente cortantes como para que le quede claro que no tiene oportunidad.
          Pero un día, ese mancito que le dedicaba diez minutos de celular ya no llamó más. Las entradas a su blog con indirectazos sobre su relación con ella dejan de aparecer. Los correos electrónicos con invitaciones y la chocolatina sorpresa sobre el escritorio de ella no vuelven a llegar. Y lo más preocupante de todo: nunca más lo volvió a ver conectado en el Messenger. Acostumbrada a que cuando necesitaba a su admirador o quería saber de la vida de él sólo debía esperar a que éste se comunicara, queda desconcertada ante esa actitud tan descortés e injustificada.
          "¿Pero qué pasó? ”. Una de dos: el tipo encontró a otra que sí le paró bolas o se cansó de desgastarse emocionalmente en una relación de una sola dirección. Aunque ella sinceramente viera a su admirador como nada más que un amigo, debería sospechar que la mayoría de nosotros creció viendo películas donde la perseverancia es recompensada. Y nos tragamos el cuento a pesar de que es celebrado en el cine por su rareza y no porque sean el caso más común.
          A pesar de esto, la respuesta a la pregunta de por qué los pretendientes se esfuman cuando la hembrita que los desvela no les para bolas, no pudo haber sido mejor expresada que en una película. En Love actually , Mark le dice a su amada, casada con su mejor amigo, que debía alejarse de ella porque “ it's a self-preservation thing ”. Efectivamente, no se trata de odio o descortesía, sino de buscar la propia supervivencia.

domingo, 8 de julio de 2007

¿Televisión estúpida para gente estúpida?

Todavía recuerdo la primera vez que fui a mercar para llenar mi nevera de soltero. Había varias botellas de Coca-Cola (obviamente), carnes frías, quesos y pan para armar sánduches, varios tipos de pasabocas, Müesli y Zucaritas para desayunar y por supuesto, el paquete de 12 chocolatinas Jet. Obviamente con el tiempo fui agregándole comida de verdad a mi mercado, pero lo que quiero ilustrar es que si eso me pasó a mí siendo ya adulto, imagínense lo que mercaría un adolescente o un niño si tuviera la libertad para hacerlo.
          Yo apostaría a que un niño moriría primero de un infarto antes que dejar de pedir exclusivamente la cajita feliz de McDonald's. Afortunadamente la cultura alimenticia tiene la inercia de miles de años, por lo que nuestras mamás, abuelas y un ejército de tías nos atormentan con vegetales, ensaladas, jugos, frutas y otras cosas que no comeríamos sólo por gusto. Y por lo general esa práctica nos mantiene con vida hasta que somos conscientes de que, además de lo que nos gusta y lo que nos vende la publicidad de comida chatarra, debemos comer algo que nos nutra. Si lo que comemos cumple ambos criterios, maravilloso.
          De manera similar a lo que pasa con la alimentación, yo creo que la televisión que vemos no debería producirse con el único criterio de satisfacer un placer inmediato. No creo que esté mal usar la caja boba para divertirse (yo no me pierdo Scrubs ni Dave el bárbaro , dos de los programas más idiotas de la televisión), pero creo que debería haber variedad y calidad en los contenidos. Además hay que tener en cuenta que la televisión no es un lujo como un Ferrari Enzo o un jet privado, sino un servicio público prestado usando un recurso público (el espectro electromagnético), incluso cuando es un servicio prestado por operadores privados como RCN y Caracol. Lo malo es que, a diferencia de la cultura alimenticia, nuestra cultura televisiva todavía está en pañales, y no tenemos ancestros curtidos por miles de años de selección natural que nos enseñen a dosificar el tiempo que dedicamos a ver programas informativos, educativos, de opinión, y claro, de pura evasión. Ahí está la débil e influenciable Comisión Nacional de Televisión, (peor es nada), pero creo que nos toca a nosotros como espectadores, como clientes, hacer presión para favorecer las iniciativas que traigan variedad y calidad por encima de las fórmulas homogéneas optimizadas sólo para producir beneficios.
          Mareña afirma que ella por ver televisión estúpida no es ella misma estúpida, pero creo que tiene la ventaja de años de formación que la mayoría de los televidentes no tiene. Volviendo al ejemplo de la alimentación, a alguien bien alimentado no lo va a matar comerse una Big Mac de vez en cuando, pero posiblemente sí pueda matar de un infarto a alguien ya obeso o malnutrido.
          Por su parte Vladimir clama que es arribista dividir a la gente entre estúpida y Rodolfo Llinás, pero lamentablemente los índices de abstencionismo en las elecciones y los altos niveles de pobreza en nuestro país me inclinan a pensar que probablemente seamos más los estúpidos que los Llinás. Y por eso pienso que, a menos que queramos seguir siendo como somos, cambiar la televisión puede ser un factor influyente en el camino para salir de la olla.
          Afortunadamente yo he podido arreglármelas para seguir pagando cable, y además de porno, dibujos animados y comedias he podido ver también recitales de laúd en Film & Arts, películas independientes en Cinemax, buenos noticieros y programas de opinión en Citytv, otras visiones del mundo gracias a CNN y TeleSur. Así como nuestro cuerpo se construye con lo que comemos, pienso que nuestra visión del mundo se nutre de la televisión que vemos. Lamentablemente quienes están condenados a ver lo que transmiten los canales nacionales no tienen siquiera la opción de elegir que yo he tenido. Posiblemente reaccionen con disgusto si les dan menos telenovelas, realities y “noticias” de la farándula y el entretenimiento, tal y como lo haría un niño obeso al que por primera vez le dan ensalada de verduras. Sin embargo, también es posible que muchos se interesen por otras cosas si tienen acceso a ellas, y no se contenten con lo que les dan porque desconocen que haya algo más.
          Tal vez no sea demasiado tarde para muchos niños, que al fin y al cabo serán el público de los medios del futuro. Hay quienes predicen que incluso serán ellos quienes nutran dichos medios. Pero para que puedan sacar ventaja de semejante poder, tal vez deberían consumir algo más que sólo goles, tetas y la humillación pública por plata o gracias a las ‘pegas' y a los También caerás .
          Una visión de ese futuro (gracias a Angelus):


martes, 3 de julio de 2007

La televisión estúpida

¿A quién le gustaría ver todos los detalles del caso de la Virgen que apareció en un plátano? ¿Quién buscaría en el noticiero de la noche la otra cara de la intrigante historia del plátano que resultó ser banano? Pues según los canales privados, nosotros porque lo que era una historia pintoresca local, acabó ocupando pantalla en los noticieros nacionales habiendo cosas más urgentes que tratar pero que no prenden televisores.
          Eso pasa porque a los canales privados lo único que los mueve es el índice de sintonía, no la responsabilidad social ni el compromiso con la verdad. Es como si en las facultades de medicina cerraran las clases que no sean de cirugía plástica o nutrición con el argumento de que a la gente hay que darle lo que pide, no lo que necesita. Cuando la gente se empiece a morir de cáncer, trastorno bipolar o neumonía por falta de prevención, ya va a ser demasiado tarde porque no van a quedar suficientes médicos para atendernos.
          De la misma forma, los canales privados parten de la premisa de que es más rentable emitir contenido que satisfaga al común denominador del público. Todos tenemos en la zona subcortical de nuestro cerebro un cocodrilo que clama a gritos experimentar emociones primarias con gratificación instantánea de los más bajos instintos. Por el contrario, pocos tienen en su cabeza un Rodolfo Llinás o una María Jimena Duzán, entonces estos canales prefieren emparejar por lo bajo.
          Y así se realimenta el círculo vicioso que, por falta de opciones, incentiva la simpleza y la estupidez en lugar del espíritu crítico y la sensibilidad, lo cual confirma la hipótesis de los canales privados: " si la gente es estúpida y lo que da sintonía es lo que la gente quiere, pues hagamos televisión estúpida ".

lunes, 2 de julio de 2007

Del fino arte de comentar

Don Lanark volvió a las andanzas con una entrada a su bitácora titulada “Este blog no se acabó”. Y bueno, aunque habla sobre la falta de voluntad para escribir, no me parece del todo paradójico que incluso ese tema amerite comentarios. No me aguanté las ganas, y me salió una pastoral que preferí publicar aquí.
          Creo que cuando uno pierde el ímpetu por decir cosas muchas veces es cuando se vuelve más dispuesto a escuchar (o en este caso particular, a leer) y a comentar sobre las ideas de otros. El fino arte de comentar no parece tan glamoroso como el de publicar en la propia bitácora, pero creo que si hago un recuento del tiempo que paso conectado, buena parte se me va comentando en blogs ajenos. Todos esos bytes fruto del sudor de mis dedos deberían poderse incluir en la hoja de vida o algo así.
          En primer lugar, me parece muy interesante la forma como Adriana pide a sus lectores que cuando abran la boca (o publiquen el comentario) se aseguren de correr riesgos; nada de palmaditas en la espalda. Por correr riesgos yo entiendo decir algo nuevo que no se haya dicho antes, que aporte a la discusión, que confronte al bloguero o que lo incite a asumir una posición más comprometida. Por ejemplo, hay comentarios de Vladimir que me han exigido re-pensar algunas cosas y argumentar más sólidamente mis hipótesis. ¿Qué más se le puede pedir a su público?
          Claro, también están los trolls, que más que todo comentan para armar tropel o atacar al autor en lugar de aportar. Recuerdo la alegría de Lanark cuando pensó haber encontrado a su primer troll; ese era el indicador objetivo de que su blog se estaba volviendo famoso. Yo tal vez soy todavía demasiado intolerante como para aguantarme uno, pero he tenido la fortuna de que cuando he recibido comentarios en contra de mis propuestas, han sido con altura. Yo también me alegré cuando creí encontrar mi primer troll, pero resultó ser sólo un ex novio celoso respirando por la herida, sin mayores argumentos ni interés más allá del post específico donde comentó.
          A muchos de los blogs que me gusta leer he llegado gracias a los comentarios de sus autores en otras bitácoras. Cuando encontraba una posición especialmente llamativa o bien argumentada, me gustaba rastrear al comentarista hasta su blog para saber si sus propios artículos estaban a la altura de sus comentarios. Y claro, en muchos casos no era así, pero entonces me daba la impresión de que era más mérito del autor escribir artículos tan buenos que motivaban comentarios igualmente buenos de gente que por lo regular no publicaba algo especialmente brillante. También he leído gente que prefiere hacer de Sócrates y comentar lo estrictamente necesario para que los autores de los blogs reflexionen y se cuestionen sobre lo que escribieron y a veces llegan a conclusiones más interesantes. Para mí ese es el comentarista super saiyajin, que logra un máximo efecto con el mínimo de palabras, sin imponer sus ideas sobre las del autor, pero al mismo tiempo ayudando a pulirlas. Qué pesar que con la migración de la plataforma de Blogger se haya perdido esa forma automática de llegar a muchos blogs a través del perfil de quien dejó el comentario. Las bitácoras basadas en Wordpress al menos dan la opción de dejar el URL del propio blog para quienes quieran seguirlo.
          No recuerdo quién decía algo como que uno no debería escribir a menos que le fuera absolutamente imposible no hacerlo. Antes que escribir por escribir o por complacer a sus fans, me parece preferible comentar y/o leer los blogs ajenos como una forma de tomarse unas merecidas vacaciones mientras se vuelve a sentir ese impulso por escribir las propias ideas. Mientras tanto, ¿qué tienes para decir?

domingo, 1 de julio de 2007

Sin Colfuturo, toca buscar plan C


Pues como me lo temía, no quedé entre los 345 beneficiarios del crédito de Colfuturo para este año. Así que sin "plan B" (el "plan A" era la beca Alban) me va a tocar buscar otra opción de financiación que no implique venderle el alma al demonio -como pedir un crédito bancario, por ejemplo...;) .
          Tanto para Alban como para Colfuturo, ahora es donde vienen a ser importantes el promedio acumulado sobre 4.0 y la tesis laureada (los cuales no tuve en mi pregrado). Lo que me perturba es que eso tendría sentido si fuera a estudiar algo muy similar a la carrera, pero en este caso se trata de algo completamente diferente. Así que, habiendo sido ya aceptado en el Master os Arts on Magazine Journalism, ¿qué tan relevantes vienen a ser mis notas de Ingeniería de Sistemas y Computación?
          Pero bueno, son sus criterios y entiendo que le apuesten a los buenos estudiantes que tengan notas que los respalden y no necesariamente a quienes tengan la experiencia y la disposición que son más difíciles de demostrar objetivamente y de ponderar en una hoja de Excel.

viernes, 22 de junio de 2007

Pepito Metralla


La legendaria máquina de escribir del escritor caleño Andrés Caicedo (a quien apodaban Pepito Metralla cuando tecleaba furiosamente) estuvo de visita por nuestra oficina. Para los fanáticos de Caicedo, héla aquí (haz click sobre la foto para verla de tamaño completo).
Gracias a Liliana por el dato del apodo.

miércoles, 20 de junio de 2007

La hembrita con la que sueño

Hablando con el Marqués nos pusimos a rajar sobre algunos amigos de cada uno que se estaban casando o incluso teniendo ya hijos. Lo más tenaz de esa situación no es que esos amigos no fueran mayores que nosotros, sino que ellos hubieran dado EL GRAN PASO cuando nosotros ni siquiera teníamos novia.
          Ambos nos sorprendimos debido a que las esposas de nuestros amigos no parecen ser especialmente avispadas, encantadoras, bonitas o al menos guerreras. Cuando les preguntamos a nuestros respectivos amigos sus razones para casarse, ellos no argumentaron que estuvieran profundamente enamorados sino más bien porque se sentían cómodos y le tenían suficiente confianza a la novia. ¿Es esa la gran respuesta? ¿Casarse con alguien cuyo principal atributo es que se la conoce tan bien que inspira cantidades industriales de confianza y comodidad? No puedo hablar por el Marqués, pero a mí me aburriría alguien así, incluso antes de la boda. A lo que quiero llegar es que no me visualizo casándome con alguien que no me inspire sentimientos más fuertes que solamente confianza y comodidad.
          En primer lugar, me gustaría una mujer en evolución permanente, alguien que aprenda acerca de cosas que yo no conozco y que, por ejemplo, me sorprenda con lo nuevo que está escribiendo, ese nuevo arte que está aprendiendo o la nueva etapa en su carrera que está alcanzando. No importa cuánto tiempo pases con una mujer así, pienso que nunca serás capaz de conocerla por completo. Desafortunadamente ya estuve con una mujer así, por lo que no puedo descartar este deseo como un capricho imposible de cumplir. Además me parece importante admirar a la pareja por algo, así sea porque cuenta buenos chistes, hace una espectacular torta de chocolate o diseñó un ciclotrón para acelerar partículas de alta energía. Y claro, se supone que todo el mundo está evolucionando permanentemente, pero es que justamente las novias de nuestros amigos se las habían arreglado para mantenerse en un estado de estancamiento reforzado por la inercia.
          En segundo lugar, me gustaría una mujer que se ocupe de su apariencia. No estoy pidiendo alguien que pase la mitad de su vida en un gimnasio, en el salón de belleza o en un quirófano, sino alguien con hábitos lo suficientemente saludables como para lucir bien sin tener que ocultarse detrás de toneladas de maquillaje o un disfraz de última moda. Sin embargo, si ella luce como modelo de portada, pues yo no me voy a enojar, ja, ja, ja :) Ante esto Vladimir dijo que "tarde o temprano la belleza se acaba ", pero imagino que lo hizo bajo el supuesto de que juventud = belleza. Yo no creo que haya una edad para la belleza sino más bien una belleza para cada edad: una bebé podrá ser hermosa (la mayoría de los papás las ven así), pero no lo será de la misma forma en que es hermosa una veinteañera. También se da el caso de muchas abuelas que son muy bonitas, y uno podría deducir que fueron atractivas en su adolescencia. Sin embargo, esos casos de belleza no significan necesariamente atracción sexual, al menos no para la mayoría de la gente. Por otro lado, yo me estoy refiriendo a una mujer que no sólo sea bonita para su edad sino que sea atractiva, porque me parece que es una demanda perfectamente normal para mis años. Esto no significa que yo espere que mi pareja sea sexualmente atractiva sin importar su edad (esa sería más una demanda de la sociedad de consumo que mía), sino que espero que ella se mantenga saludable y bella de acuerdo con su edad. Nada de cuchibarbies ni adolescentes precoces. Obviamente yo estoy tratando de hacer lo mismo y escogiendo una apariencia más acorde con mi edad.
          En tercer lugar, dicha mujer tendría que ser bastante retadora. Supongo que para merecer la compañía de alguien así yo tendré la motivación para mejorarme también a mí mismo. Sé que esto debería ser un objetivo que deberá intentar alcanzar por mí mismo (independientemente de con quién esté saliendo) pero creo que el proceso fluye más fácil si se tiene una pareja que comparta tus principales metas y que sea la prueba viviente de por qué estás tratando de alcanzarlas. Y no es que yo crea que tengo que ser el putas para que alguien me quiera, sólo que me gustan justamente las mujeres retadoras. Creo que mi condena será enamorarme de Brunilda, la valquiria que solo amará a quien pueda vencerla en combate... ja, ja, ja :)
          En cuarto lugar yo pondría la sensación de comodidad y confianza como razón para casarse. Esto es importante porque un matrimonio es exactamente como una empresa donde se necesita una socia que no lo deje morir, no importa qué tan dura se pueda poner la situación. Nótese que no olvidé este argumento que esgrimieron nuestros amigos, me parece necesario pero insuficiente en sí mismo como para justificar una boda.
          En conclusión, me casaría con una novia de la que esté enamorado Y ADEMÁS que se mejore permanentemente Y ADEMÁS que me antoje de ser una mejor persona, no solamente alguien con quien me sienta cómodo o porque soy demasiado perezoso como para empezar de nuevo el mamonsísimo proceso de encontrar a alguien que realmente me guste.

lunes, 18 de junio de 2007

Precious Illusions

Llámenme romántico si quieren, pero siempre he pensado que aunque las formas hayan cambiado, los sentimientos y las emociones que vivimos tienen todo en común con las que experimentaron nuestros ancestros. Las leyendas y los mitos tienen más de verdad de la que usualmente admitimos y tal vez sea por eso que nos siguen atrayendo a pesar del paso del tiempo.
          Una de las canciones que mejor expresan esta sensación es esta viejita de Alanis. Ojo al video.




"Precious Illusions"
Alanis Morissette


You'll rescue me, right?
In the exact same way they never did..
I'll be happy, right?
When your healing powers kick in

You'll complete me, right?
Then my life can finally begin
I'll be worthy, right?
Only when you realize the gem I am?

But this won't work now the way it once did
And I won't keep it up even though I would love to
Once I know who I'm not then I'll know who I am
But I know I won't keep on playing the victim

These precious illusions in my head did not let me down
When I was defenseless
And parting with them is like parting with invisible best friends

This ring will help me yet as will you knight in shining armor
This pill will help me yet as will these boys gone through like water

But this won't work as well as the way it once did
Cuz I want to decide between survival and bliss
And though I know who I'm not I still don't know who I am
But I know I won't keep on playing the victim

These precious illusions in my head did not let me down when I was a kid
And parting with them is like parting with a childhood best friend

I've spent so long firmly looking outside me
I've spent so much time living in survival mode

This won't work now the way it once did
Cuz I want to deside between servival and bliss
Now I know who I'm not
I don't I still don't know who I am
But I know I won't keep on playing the victim

These precious illusions in my head did not let me down
When I was defenseless
And parting with them is like parting with invisible best friends


These precious illusions in my head did not let me down
When I was a kid
And parting with them is like parting with childhood best friends

jueves, 31 de mayo de 2007

¿Por qué quiero estudiar periodismo de revistas en Bournemouth?


Quiero cursar una maestría en periodismo de revistas para cualificar mi trabajo con jóvenes universitarios de todo el país relacionado con iniciativas de publicación de impresos orientados al fortalecimiento del ejercicio de la democracia y la divulgación científica.
          Este interés surge a partir de mi desempeño como editor y escritor de EL CLAVO, una publicación impresa independiente de circulación nacional dirigida a jóvenes universitarios (ver www.elclavo.com ). Esta actividad me ha permitido desarrollar en la práctica habilidades para interactuar efectivamente con el público joven, una audiencia especialmente exigente. La maestría que me propongo cursar brinda la oportunidad de profundizar en los aspectos conceptuales de varias áreas de las Humanidades que complementan mi formación como ingeniero, y además aborda el desarrollo de habilidades para la escritura periodística y creativa. Adicionalmente este programa hace énfasis en los aspectos específicos de la expresión a través de revistas, que me ayudarían a entender mejor por qué lo que estamos haciendo funciona y a proponer formas innovadoras de desarrollar los medios de comunicación en los que he venido trabajando.
          Una vez regrese al país después de realizar mis estudios, contaría con una acreditación académica formal en humanidades que me permitiría trabajar como primero docente en el área de comunicación impresa, especialmente en la divulgación científica, y segundo como profesional en la gestión de proyectos de emprendimiento alrededor de la expresión escrita en formatos alternativos. Esto es importante porque los medios escritos en general, y las revistas impresas en particular, permiten un nivel de análisis de la realidad diferente al de otros medios más masivos como los audiovisuales. Entre más propuestas de revistas de buena calidad existan en el mercado, más opciones van a tener quienes quieran digerir y repasar hechos, argumentos, análisis y puntos de vista en una forma que tiene un impacto más racional que emocional. Considero que ofrecer este tipo de opciones a los jóvenes universitarios es muy importante porque ayuda a formar ciudadanos que no traguen entero, que cuestionen y sean más bien agentes de transformación de lo que consideran va en contra de su bienestar.
          Adicionalmente, hemos evidenciado que las comunidades a las que hemos alcanzado pueden sacar mayor provecho de las publicaciones impresas cuando éstas se complementan con ediciones en línea con las que pueden interactuar de manera más inmediata a través de sus comentarios y sus propias colaboraciones. Parte de mi interés es también profundizar a mi regreso en el desarrollo de este tipo de interacción gracias a mi formación como ingeniero de sistemas y a mi experiencia como webmaster y desarrollador de proyectos de eLearning y gestión del conocimiento basados en Internet. Considero este aspecto importante porque los jóvenes tienden a percibir el mundo a través de muchos medios de comunicación que convergen y es necesario repensar la forma como los medios escritos impresos interactúan y se retroalimentan mutuamente. En la medida en que sólo una pequeña porción de la población del país dispone de una conectividad comparable con la de países como Estados Unidos, considero importante reforzar este aspecto de la interactividad en los medios impresos que pueden llegar a quienes no tienen acceso a Internet (la vasta mayoría de nuestra población).
          Por otra parte, gracias a mi formación en ciencias básicas tengo un especial interés en trabajar en proyectos de divulgación científica que incentiven el interés de los jóvenes en disciplinas necesarias para el desarrollo tecnológico y económico del país, así como la comprensión del público en general del mundo que lo rodea que le permita tomar decisiones más acertadas sobre la forma como se usan los recursos naturales, cómo se aplica la tecnología y su impacto a largo plazo sobre nuestras vidas.
          Para desarrollar estos objetivos busqué una universidad que me ofreciera unas condiciones lo más favorables posibles. En primer lugar, Bournemouth tiene un programa de maestría en periodismo de revistas con un buen balance entre los aspectos teóricos, éticos, políticos y sociales de la comunicación y los aspectos prácticos de poner en marcha un proyecto enmarcado en la industria editorial. Su Facultad de medios está ubicada en el 11% más destacado de las facultades de ese país de acuerdo con calificaciones de prestigiosas entidades como The Guardian, que tienen en cuenta aspectos relacionados con la excelencia académica como con la idoneidad de sus instalaciones/equipos y la interacción que tienen con importantes medios de comunicación.
          En segundo lugar, necesitaba un programa que me permitiera construir sobre la experiencia que ya tengo y aprovechar la formación académica que llevo hasta ahora. Tal es el caso del idioma, que me permite estudiar en inglés (en el cual ya tengo suficientes fortalezas) sin tener que empezar a estudiar desde cero.
          En tercer lugar, busqué un entorno que me ofreciera la mayor exposición posible a un ambiente pluricultural, no sólo por la composición de la población estudiantil de la universidad, sino por su cercanía física a diferentes países diferentes, como es el caso de Inglaterra por su cercanía a Europa continental. Considero que este aspecto es tan importante como el trabajo académico porque me daría el tipo de experiencia con estilos de vida, puntos de vista y hábitos culturales distintos, que espero me den mayores argumentos para promover aquí la tolerancia. En el caso particular de la Universidad de Bournemouth, encontré que está situada en una ciudad pequeña que la mayor parte del año tiene una altísima proporción de población joven debido a que son en su mayoría los mismos estudiantes de la Universidad. Esto me llamó muchísimo la atención porque (guardando las diferencias) es justamente el mismo tipo de público objetivo al que me interesa enfocar mi proyecto, y que por esta razón me interesa conocer lo mejor posible.
          En conclusión, mi proyecto de formación en periodismo de revistas en la Universidad de Bournemouth es benéfico para el país porque cualificaría mis habilidades necesarias para multiplicar e innovar en comunidades regionales de jóvenes la exitosa experiencia que he tenido con EL CLAVO, que a mediano y largo plazo fortalecería el desarrollo de la participación ciudadana y la inclusión en el contexto internacional.

viernes, 18 de mayo de 2007

¡Jueputa, me robaron!

Aunque la cosa no fue grave ni me pasó nada, hoy tengo rabia porque me robaron.
          Esta mañana fui a denunciar la pérdida del celular de mi mamá y pegué para el Palacio de Justicia porque supuestamente allá es menos congestionado. Cuando llegué allá me dijeron que sólo recibían el denuncio si el celular se había perdido en un atraco. Como el aparato había sido dejado una noche cargando plácidamente en una oficina y algún alma caritativa lo rescató de su soledad, pues atraco-atraco no hubo. Simplemente se desvaneció sin dejar rastro, y pues entonces la vuelta no era en el Palacio de Justicia.
          Salí entonces a buscar la inspección de Policía más cercana, ubicada en plena “olla”, para poner el denuncio y con éste poder pedir reposición del celular.
          La vuelta fue rápida y me alegré de haber ido allá y no haber tenido que hacer las colas que me tocaron las veces que puse denuncios en años anteriores. Pero de camino otra vez a "la civilización" me dio por acortar camino por una calle de "la olla". Como precaución me guardé el reloj en el bolsillo, pero creo que con mis gafas oscuras y chaqueta colgada del maletín chillaba en medio de las calles sucias y la gente descalza y sin camisa que merodeaba por la calle. Yo creo que los vecinos pensaron que estaba pidiendo a gritos ser robado, y pues ellos no iban a caer en la descortesía de defraudarme... ¿qué iría a pensar la gente?
          En todo caso, creo que el papayazo les cayó tan de sorpresa que tres vecinos del sector se decidieron a "atenderme" cuando ya estaba a media cuadra de la avenida. Tres hijueputas negros me salieron por detrás con un "no te movás y bajate de la plata ". En ese momento no pensé en que me pudiera pasar algo y menos en apegarme a lo poco que llevaba encima. Lo que me emputaba era la trágica ironía de haber ido a la inspección de Policía porque el celular se había perdido y no robado, para tener que volver minutos más tarde con el rabo entre las piernas diciendo " me atracaron a dos cuadras de aquí ". Ni por el putas.
-  ¡¡¡¡Soltaaaaame hijuepuuuutaaaaaa!!!!
-  Entregá la plata.
-  ¿Cuál plata? ¡¡Soltame gran hijuepuuuuuuutaaaaaaa!!
          Me resistí tanto y los atracadores eran tan improvisados (uno de ellos era mujer) que logré arrastrarlos un par de metros hacia la avenida. Como estaban tan ocupados tratando de controlarme no lograron sacarme nada más que las gafas de sol, que cayeron destruidas al mugriento suelo. Tal vez temiendo que mis gritos atrajeran a los policías apostados a pocas cuadras, salieron corriendo cuando la vieja logró arrancarme algo. Me soltaron tan de repente que me fui de culo contra el piso. Agarré mi chaqueta y salí a la avenida con un trotecito que no quería parecer fuga pero que disimulaba muy mal los ríos de adrenalina que me pateaban las venas.
          El saldo: me arrancaron el llavero y perdí los lentes de sol. También estaba la montada que me iba a pegar mi mamá cuando se enterara (tenía que contarle porque necesitaba sus llaves para sacarles copia). Pero lo peor de todo fue reafirmar el prejuicio contra los negros pobres en carne propia. Por eso no me pidan que sea políticamente correcto, al menos no por hoy.

sábado, 28 de abril de 2007

Cosas que pasan antes del anochecer

En 1995 Ethan Hawke y Julie Delpy filmaron Antes del amanecer, una delicada historia de amor donde dos veinteañeros que se acaban de conocer en el tren (un gringo y una francesa) acuerdan pasar juntos su última noche en Viena. Desesperadamente enamorados prometen re-encontrarse allí a los seis meses, pero asustados de lo que las promesas típicas de un romance de vacaciones suelen hacerle a las historias de amor, no intercambian datos de contacto para tener todo para contarse.
          En 2004 Jesse y Celine (interpretados por los mismos actores) se encuentran en París y, literalmente, tienen todo para contarse en Antes del anochecer. Naturalmente se les nota el paso de los años, no sólo físicamente (aunque Julie Delpy sigue adorable a sus treintaytantos años) sino emocionalmente: ahora son menos idealistas y un poco más cínicos, pero también más convencidos de que los temores y miedos de los veinte años son nada comparados con la oportunidad mágica de disfrutar una tarde con la persona que se tiene enfrente.
          Narrada en tiempo real (más estrictamente que en la cinta de nueve años antes que resume una tarde y su noche en poco más de una hora), este filme nos permite acompañar a la pareja por las calles de París y las aguas del Sena y averiguar qué les pasó durante los años que no se vieron a medida que se lo cuentan al otro. El hecho de que los mismos Delpy y Hawke hayan co-escrito el guión con el director refuerza mucho la autenticidad de los personajes y la sensación de estarse re-encontrando con viejos amigos. También nos invita a reflexionar en cómo cambiamos nosotros mismos en esos nueve años y qué hubiéramos hecho si hubiéramos estado en su lugar.
          Hoy la dieron en Cinemax. Lástima no haber podido llamar a quien yo quería que se la viera para compartirla.

jueves, 22 de marzo de 2007

Cómo bajar los costos de la música


En un blog de El Tiempo se preguntaban qué tan legal o ilegal es descargar música de Internet. Pues en mi opinión, sea o no legal, mientras la gente tenga que pagar más de $38.000 por un trabajo de 12 pistas de las cuales sólo le llaman la atención dos, se seguirá sintiendo tentada a usar la descarga.
          Con toda razón, los artistas y sus representantes dicen que al descargar gratis estas canciones se perjudica al artista (y al ingeniero de sonido, y al productor, etc.) porque no perciben un pago por su trabajo. Sin embargo, también hay que recordarles que sus clientes son los que pagan por cada CD. Mientras éstos sigan siendo impagables, pues sólo los más pudientes van a contribuir.
          Una de las razones para mantener tan altos los precios, según las disqueras, son los costos de producción y distribución. OK. Sin embargo, estos costos están asociados a la forma como ellos han llegado tradicionalmente al mercado:


  • Contratan a los artistas para que produzcan 10 o más canciones que se puedan empaquetar en un trabajo. Por esa labor hay que pagarles.

  • El trabajo lo imprimen en discos, que como todo proceso industrial requiere energía, equipos, materia prima, operarios: más costos.

  • Por cada trabajo hay que hacer lanzamientos, promociones, visitas a las emisoras, giras de promoción del artista, cuyos costos salen del bolsillo de las disqueras.

  • Finalmente distribuyen los discos en las tiendas. Cada discotienda tiene costos que esperan recuperar con las ventas además de sus ganancias. Esta plata sale de lo que los clientes pagan por cada CD.


Lo que yo propongo es que esta forma única de llegarle tradicionalmente al mercado se complemente con otras formas. Por ejemplo:

  • Que los artistas produzcan trabajos de dos o tres canciones y que sean publicados en Internet para su descarga pagada.

  • Estas publicaciones pueden acompañarse con lanzamientos como los de los sencillos, no tan costosos ni tan elaborados como los de los álbumes porque serían más frecuentes y no sería el caso de tener que llamar tanto la atención sobre un artista que ha estado un tiempo por fuera del mercado.

  • Al no tener que depender físicamente de los discos (el medio de distribución) se ahorran los costos de impresión y transporte.

  • Las discotiendas donde la gente compra la música que quiere oir podrían ser portales como iTunes en los que la gente pueda opinar más directamente sobre qué le gusta y qué no, y no indirectamente a través de la compra o no de los trabajos. Es posible que un trabajo no se venda porque es muy costoso, no necesariamente porque no le guste a la gente.

  • Las discotiendas tradicionales podrían mantenerse vendiendo CDs de compilaciones de grandes éxitos que los coleccionistas comprarían con gusto. Durante muchos años hemos escuchado canciones de nuestros artistas favoritos en radio, en casetes, o en MP3 que hemos bajado o copiado, pero cuando aparece una edición especial con algún valor agregado (entrevistas, fotos, videos, etc.) que incluye sólo los éxitos, más de uno de anima a comprarlo. Sabe que no está pagando por un disco de una o dos canciones buenas, sino por una compilación de lo que a la gente más le ha gustado. Claro, también estaría la posibilidad de pedir en línea un CD especial con sólo las canciones que yo escoja del artista X, y aunque me salga más caro que el disco producido en serie, como coleccionista podría estar dispuesto a pagar por el valor agregado de semejante nivel de personalización. Otra oportunidad de negocio para las discotiendas tradicionales.


En conclusión, cambiando el esquema de distribución, el valor a pagar por canción necesariamente tiene que bajar. Si antes pagaba $40.000 por un disco de 10 canciones donde las que me gustan son dos, cada canción me sale a $20.000. Si por el contrario las puedo comprar en línea al detal, en teoría me saldrían a $4.000. Si hay gente que paga casi $4.000 por una canción para sonar en su celular como un timbre polifónico, ¿no pagarían $3.000 por escucharla en cualquier parte?
          Los verdaderos melómanos suelen tener un presupuesto mensual para comprar música. Si a la mayoría sólo le alcanza para un CD al mes, lo piensa muy bien antes de arriesgarse. Pero si ese mismo presupuesto lo puede repartir entre varios trabajos de varios artistas, posiblemente gaste más y quede más satisfecho con lo que obtiene. Mejor dicho, relación ganar-ganar por dónde se lo mire. ¿Será que la avaricia y la falta de imaginación de las disqueras durará para siempre? Mientras tanto, creo que su actitud es la que alimenta con verdadero entusiasmo la monstruo de la piratería que los atormenta.

miércoles, 7 de marzo de 2007

La palangana

Esta es una canción que conocí como una ronda infantil que me trae bonitos recuerdos. Acabo de encontrar la letra entre los montones de papeles de los que estoy purgando desde ya y odiaría que se perdiera. Por si a alguien también le trae recuerdos, aquí va:



Lo feo
Música y letra: Teresita Fernández


En una palangana vieja
sembré violetas para ti.
En una palangana vieja
sembré violetas para ti.
Y en un caracol vacío,
estando cerca del río,
en un caracol vacío
bajé un lucero para ti.

En una botella rota
guardé un cocuyo para ti.
En una botella rota
guardé un cocuyo para ti.
Y en una cerca sin brillo,
se enredaba el coralillo,
se enredaba el coralillo
floreciendo para ti.

Alita de cucaracha
llevada hasta el hormiguero.
Alita de cucaracha
llevada hasta el hormiguero.
Así quiero que en mi muerte,
así quiero que en mi muerte,
así quiero que en mi muerte,
me lleven al cementerio.

Basurero, basurero
que nadie quiere mirar
pero si sale la luna
tus latas van a brillar.

A las cosas que son feas
ponles un rayo de sol,
a las cosas que son feas
ponles un rayo de sol.
Y verás que la tristeza,
y verás que la tristeza,
y verás que la tristeza,
va cambiando de color.



Gracias a pequeña padawan por aclararme el crédito de la canción.

martes, 20 de febrero de 2007

El riesgo insensato que asumí


Una ex novia solía decirme que yo tenía dificultad para asumir riesgos. Aunque siempre me pareció una queja exagerada, ahora ya he despejado cualquier duda que alguien pudiera albergar al respecto.
          Ayer puse en peligro mi propia vida contra todas las advertencias que la ciencia y años de civilización me hacían con dedo acusador. Fui más allá de la fría racionalidad y me dejé llevar por el impulso salvaje, irracional. Ríos de adrenalina arremetieron impetuosamente por mis venas y los millones de años de evolución reflejados en mi cerebro fueron el escenario de una batalla titánica entre la lógica y la pasión. Si fuera vikingo diría que me he ganado un lugar en el Valhalla; si fuera Klingon ya tendría un pie puesto en el StoVoKor donde mis antepasados observaron orgullosos cómo reuní el valor para asumir el riesgo.
          Ya veo venir, estoy seguro, a la banda de Death Metal Stovokor con canciones épicas y gestas heroicas escritas en mi nombre por haber tomado el riesgo, mirado con desprecio la advertencia que se interponía entre mis ansias y el objeto de mi deseo. Sólo espero que mis acciones no inspiren a otros a hacer o mismo; no podría vivir con el cargo de conciencia si algo malo llegara a pasarles por imitarme y no salir tan bien librados. Lo cierto es que después de lo que pasé, ya el temor no anida en mi corazón. Pero es que no podía permitir que una fecha de vencimiento de antier se interpusiera entre la arepa con queso del desayuno y la mantequilla que la haría inolvidable.

jueves, 25 de enero de 2007

Los abdominales de Wade

El que es gordo parejo puede tramar a las viejas con el cuentico de que es un "gordito sabrosón ", pero los que hemos sido alguna vez flacos con barriga hemos sufrido el estigma de ofrecer un espectáculo tan horroroso como la cola para hacer reclamos en las Empresas Municipales. Lo peor de todo es que si usted no se pone las pilas, la barriga puede acabar convirtiéndosele en llanta, que en un flaco equivale a verse como Wade, el pato cobarde de la Granja de Orson.
          Por eso cuando tratan de darle ánimos con un "así estás bien, sólo te toca bajar la barriga" están pintando un reto más difícil que para nuestro proactivo Presidente pasar un mes sin una escandalosa metida de pata. La razón es que intentar bajar sólo barriga (sin cirugía o ayudas químicas) es prácticamente imposible: la grasita se reparte casi por igual por todo el cuerpo y eliminarla implica hacerlo proporcionalmente, no localizadamente. Claro que si hemos de creer a la televisión y al correo basura, la única misión de la ciencia y la ingeniería en los últimos 30 años ha sido desarrollar la máquina/tratamiento que sí va a bajar la barriga mágicamente sin dietas ni ejercicios. Tal vez algunos sí funcionen, pero lo que me ofende de ellos es que el sistema nos está metiendo por los ojos la solución a un problema que en primer lugar no tendríamos si no estuviéramos enchufados al sistema.
          Armado de más entusiasmo que Jorge Barón, usted empieza una rutina de ejercicios para bajar la barriga y, por qué no, lucir algún día el abdomen de chocolatina de cualquier niche estándar de ciclovía (los afrodescendientes tienen los abdominales marcados como desde los cuatro años de edad). Pero, oh sorpresa: la barriga no sólo no baja mucho que digamos, sino que el gordo con peligro de volverse llanta se pone más duro que nunca. Entonces ocurre lo que yo llamo


La Paradoja de Wade : usted tiene unos abdominales más sólidos que los de Brad Pitt, pero el flotador alrededor de su cintura impide que se vea algo diferente a un templado y brillante "gordominal".


El efecto más común es que cuando uno le jure a la novia que sí tiene abdominales pero que no se ven, lo mire compasivamente como si hubiera contado que vio a un personaje fantástico como el Ratón Pérez o un concejal que no robe.
          Listo, ahora supongamos que usted practicó juicioso un deporte como el cliclismo o la natación durante varios meses: la grasa se fue y ya no hay tal barriga. De acuerdo con mi experiencia, en ese momento usted está tan flaco que la gente empieza a especular sobre sus problemas de plata o que se pasó a alguna horrible secta vegetariana. Los abdominales por fin empiezan a asomar, pero no hay a quién mostrárselos porque las únicas mujeres que se le acercan son su mamá y su abuelita tratando embutirle comida, o si está muy de buenas, representantes de UNICEF que lo encuentran perfecto para ilustrar su próxima campaña contra las hambrunas y el desplazamiento forzado.
          Entonces vuelve la lucha, pero en sentido contrario: hay que bajarle a la bicicleta o la natación para alternarlo con pesas que ayuden a subir de peso, pero no con grasa sino con masa muscular.
          Alguna vez le escribí a Pequeña Padawan que si hay algún rasgo físico que ayude a subir puntos con las mujeres y que se pueda desarrollar con ejercicio (eso excluye la estatura, los ojos, las manos, la voz, etc.) éstos serían glúteos firmes y abdominales bien marcados. Si hubiera sabido eso a los 15 años, no estaría en esta montaña rusa a estas alturas del partido sino disfrutando del único rasgo que podría compartir con Brad Pitt: si no tengo la pinta de Brad Pitt, ni posiblemente llegue a tener la plata de Brad Pitt, al menos sí puedo trabajar para tener los abdominales de Brad Pitt. Cuando lo logre, estoy seguro de que Wade estará orgulloso de mí.