miércoles, 29 de noviembre de 2006

¿Rodear a Apretadito?

Vladdo 2006. Tomado de Revista Semana No.1280


Desde hace varias semanas Vladdo ha venido publicando una serie de caricaturas que muestran a Uribe en el rol de 'Apretadito', protagonista de unos comerciales que nunca puede estar a sus anchas porque siempre le acomodan más gente en su espacio. Particularmente, el escándalo reciente por el destape de nexos de políticos y funcionarios uribistas con el paramilitarismo, han hecho aparecer al Presidente cada vez más apretadito.
          El escándalo ha sido tan grave, que la senadora liberal Piedad Córdoba ha pedido la renuncia de Presidente. A su juicio, no es moralmente defendible que un funcionario con tanto poder y responsabilidad siga en su cargo cuando tantos de los colaboradores y simpatizantes por los que ponía la mano en el fuego hayan resultado detenidos, investigados o acusados por su relación con paramilitares. Y aunque no es la primera vez que se propone la renuncia de un funcionario cuestionado, éstos han afrontado la situación haciéndose los locos o asumiendo su responsabilidad.



Vladdo 2006. Tomado de Revista Semana No.1282


          Al menos el ex gerente interventor de Emcali, cuando fue acusado de contratación indebida, tuvo la decencia de renunciar a su cargo para no afectar a la institución que logró volver rentable y eficiente después de haber sido considerada desahuciada por el sistema financiero y candidata a privatización. Renunciar al cargo no significa reconocer culpa alguna por las acusaciones, a pesar de la actitud de Ernesto Samper que puso la defensa de su buen nombre por encima de los intereses del país. Renunciar al cargo en estas circunstancias tiene una razón práctica: el acusado no levantará sospechas de estar presionando a sus subalternos para que tapen cualquier irregularidad, ni perderá tiempo de trabajo en juzgados o ante la prensa. La institución debería ser la prioridad porque presta un servicio a la comunidad, y esa función no debería ser afectada por la situación particular de un funcionario, por importante que éste sea.
          Por eso me asombran las declaraciones de varios oyentes de La W, que siguen manifestando cosas como "Hay que apoyar al Presidente". ¿Cómo así? Yo entiendo que uno apoye a un hermano que esté investigado (como fue el caso de Daniel Samper Pizano o el actual de la Canciller Araújo), pero se supone que un funcionario del Ejecutivo es un empleado público, al cual se le está pagando por su trabajo y que debe responder por sus acciones. A un familiar se le quiere y se le apoya más allá de cualquier embarrada, pero parece que muchos uribistas están confundiendo al funcionario público con el personaje que les llegó al corazón prometiéndoles lo que querían oír y actuando como les gusta ver (independientemente de sus efectos a largo plazo).
          Personalmente, yo no llegaría tan lejos como Piedad Córdoba. A pesar de los rumores insistentes y las suspicacias que Uribe despierta en cuanta ONG existe, hasta ahora de lo único de lo que se lo puede acusar es de no saber escoger sus compañías. Por eso lo único que yo pediría es que como colombianos rodeemos a las instituciones que nos prestan un servicio (la Presidencia, el Congreso, la Fiscalía, el Ejército) antes que a los funcionarios. Uribe como Presidente debería claramente tomar distancia de todos los acusados de nexos con el paramilitarismo para que la Presidencia como institución (que es lo que realmente nos debe interesar a largo plazo) quede salvaguardada de toda sospecha. Como dijo Cayo Julio César, un personaje con quien Uribe a mi parecer tener mucho en común, "Caesar's wife must be above suspicion" (la esposa de César debe estar más allá de toda sospecha). No basta con que la Presidencia no tenga nexos con el paramilitarismo; además, debe parecerlo.

lunes, 20 de noviembre de 2006

Faith of the heart

Hay ocasiones en las que simplemente no encontramos las palabras para expresar cómo nos sentimos. La barrera que levantamos para proteger nuestra intimidad ha sido evadida por quienes, a través de la ficción, expresan lo que sienten y a la vez nos prestan sus palabras. Y aun así hay gente que no ve relación alguna entre lo simbólico, lo ficticio, lo fantasioso y la cotidianidad de sus vidas...
          Ésta es una de esas ocasiones en las que una canción escrita por otra persona me quitó las palabras de la boca:


Faith of The Heart
written by Diane Warren and sung by Russell Watson

It's been a long road
Getting from there to here
It's been a long time
But my time is finally near
And I will see my dream come alive at last,
I will touch the sky
And they're not gonna hold me down no more
No, they're not gonna change my mind
Cause I got faith of the heart
I'm going where my heart will take me
I got faith to believe
I can do anything
I got strength of the soul
And no one's gonna bend or break me
I can reach any star
I got faith
Faith of the heart...


Ha sido un largo camino
el que ha tomado llegar hasta aquí
Ha si un largo tiempo
pero mi hora finalmente ha llegado
Y podré ver mi sueño cobrar vida al fin
seré capaz de tocar el cielo
Y ellos no van a retenerme más
no, ellos no van a hacerme cambiar de idea
Porque mi fe viene del corazón
iré donde mi corazón me lleve
tengo fe para creer
que puedo hacer lo que sea
Mi fuerza viene del alma
y nadie va a atarme o desanimarme
puedo alcanzar cualquier estrella
Yo tengo fe
Fe que viene del corazón...



lunes, 6 de noviembre de 2006

¿Mujeres vs. Hombres?

Hace poco tuve la oportunidad de ver la última de Almodóvar: Volver. Aunque como obra de arte me pareció tan buena o mejor que las anteriores (La mala educación, Hable con ella y Todo sobre mi madre), creo que cumplió con su propósito de "película de viernes" porque me dejó pensando todo el fin de semana.
          Lo primero es que me recordó de forma maravillosa todo ese rico universo femenino de lazos de afecto, de rivalidades y rencores. Yo me crié entre mujeres y fui testigo de primera mano de la fuerza de carácter de la que pueden echar mano las mujeres, así como de su asombrosa capacidad para la compasión.
          Lo segundo es que para resaltar aun más la fuerza y belleza de estas mujeres, Almodóvar las contrasta con unos nefastos personajes masculinos cuya única misión en la vida pareciera ser "hacer sufrir a las mujeres que los amaron". Es ya una tendencia en las películas de Almodóvar que los hombres salgan mucho peor librados que las mujeres: así éstas cometan crímenes uno siempre acaba poniéndose de su parte, mientras que los hombres quedan casi como monstruos que, en el mejor de los casos, si no la han embarrado es por falta de oportunidad.
          ¿Será que lo estamos haciendo tan mal que esta visión de Almodóvar es la que comparten cada vez más mujeres? Espero que no. Si algo me devolvió la visión tan sesgada del director es que mis coqueteos con el Lado Oscuro me tenían al borde del precipicio del dogmatismo y estaba yéndome casi hasta el extremo de Almodóvar. Recordé que las mujeres no tienen que comportarse como lo haría un hombre para merecer mi admiración sino que, por el contrario, el mayor favor que pueden hacernos a los hombres es ser fieles a su naturaleza.
          Que mujeres y hombres somos diferentes como personas es una obviedad que a veces se nos olvida cuando nos equiparamos en derechos y obligaciones como ciudadanos y ciudadanas o como consumidores y consumidoras. Y es claro que como personas de distinto género tenemos problemas diferentes y formas propias de enfrentarlos, así como cualidades que pueden ser comunes pero que se dan más fácilmente en las mujeres que en nosotros.
          Por esto es que yo no aspiro a que venga una mujer y me resuelva mis problemas, pues creo que mi mamá me crió lo suficientemente bien como para no depender de ella. Así mismo, yo no me muero de ganas por hacer de papá de una mujer que aspire a que yo le resuelva sus problemas. Para mí es claro que cada uno debe responsabilizarse de sus propios problemas, pero me encantaría poder resolverlos juntos, como equipo, en una sociedad de dos en la que una mujer y un hombre podamos enriquecernos desde nuestras diferencias sin tratar de que la otra se parezca a mí y viceversa. En mi caso particular creo que lo que más extraño de tener una mujer en mi vida es la capacidad para la compasión, de enternecerse hasta el punto de dejar el ego y la racionalidad a un lado para ver al otro y tenderle la mano incluso cuando es mal negocio.
          En su psicoanálisis de los mitos, Joseph Campbell planteaba que en las historias de héroes siempre llega un momento en que el o la protagonista se ven en una situación en la que necesitan ser rescatados. El héroe, a pesar de su astucia y todos sus poderes no puede salir del problema hasta que llega su alma gemela a asistirlo, simbolizando así que como adultos nunca vamos a ser 100% independientes sino que en ciertas circunstancias vamos a tener que depender de otros, lo que nos convierte en interdependientes. La adultez consiste en aceptar ese hecho y encontrar con quién compartir el camino, no para recostarnos en su hombro, sino para hacer más agradable el trayecto.
          Almodóvar ya pintó su propuesta en la que las mujeres florecen sólo cuando se han deshecho de los hombres. Ahora quiero pintar la mía en la que tanto hombres como mujeres florecemos sólo cuando ambos salimos ganando.