domingo, 1 de enero de 2006

Sobre E=mc2, biografía de la ecuación más famosa de Einstein


La biografía de esta ecuación nos presenta un joven llamado Albert que, como buen estudiante vago, prefería 'capar clase' tertuliando en un café y analizando por su cuenta las ecuaciones de Maxwell, antes que aceptar ciegamente los dogmas científicos que sus profesores querían imponerle. Y aunque no era un matemático particularmente brillante, sí era competente como para expresar matemáticamente las conclusiones a las que lo llevó su manía de hacer las preguntas incómodas que sus colegas evitaban.
          Gracias a la famosa ecuación de este inconforme es que tenemos una idea mucho más precisa de cómo afecta nuestras vidas la relación, hasta entonces inédita, entre materia y energía, o el enorme poder que es capaz de desviar la luz y aterrar a las víctimas del Proyecto Manhattan.
          David Bodanis, catedrático de Oxford ya conocido por otras obras de divulgación científica como Los secretos de una casa, nos trae en este libro no sólo la emocionante historia de cómo la comprensión del mundo que trajo esta ecuación cambió el rumbo de la Segunda Guerra Mundial. Además, narra la conmovedora epopeya de científicos (y un sorprendente número de científicas) que desafiaron al establecimiento con tal de seguir su propia interpretación del mundo.
          Un refrescante recordatorio de que la historia de la ciencia la siguen escribiendo los románticos y no sólo los buenos estudiantes. Adicionalmente, hubo dos aspectos que me llamaron más la atención en el plano personal: la comprensión que logré sobre el profundo significado de la ecuación y la contextualización de la enorme hazaña intelectual que supuso la formulación de la ecuación.
          Efectivamente, la muy básica formación en Cálculo y Física de la que fui víctima en el colegio y la universidad, no hubiera sorprendido demasiado a Newton y hubiera aburrido a Planck y Maxwell, ya que está basada totalmente en sus trabajos. Esto significa que la revolución que representa la Teoría de la Relatividad (o de los Invariantes, como prefería llamarla Einstein) es como si nunca hubiera ocurrido para los que no estudiamos Física pura. Las profundas repercusiones que tuvo en la comprensión del universo afectaron no sólo a la Física y la Astronomía sino que, de manera similar a como descifrar el ADN y el genoma humano cambiaron para siempre la Biología y la Medicina, sus efectos estremecieron la filosofía, la religión y la política en una forma que nos afecta a todos los seres humanos que de vez en cuando nos preguntemos quiénes somos y para dónde vamos.
          Afortunadamente de cuándo en cuándo un Carl Sagan o un David Bodanis nos recuerdan que los hallazgos de la ciencia hacen parte del bagaje cultural de toda la humanidad tanto como el arte o la filosofía. La importancia de la obra de Einstein es tan grande que, haciendo un símil casero, es como si antes de él los científicos sólo comprendieran los programas del computador del Universo, mientras que después de semejante 'hackeada' ya pudieran entender cómo el sistema operativo permite que esos programas funcionen e interactúen entre sí. Parafraseando al propio protagonista, es como si el dueño de la finca ?El Paraíso? hubiera dejado una biblioteca con los planos y las escrituras en un idioma incomprensible, y ahora nosotros que seríamos como los hijos del mayordomo de la finca, estuviéramos asomándonos a esos libros tratando de descifrarlos, con la ventaja de que Albert ya entendió buena parte del plano eléctrico e hidráulico de la casa principal.
          Por otra parte, durante mucho tiempo me llamó la atención que alguien que no era un matemático brillante fuera considerado el mayor genio después de Newton en un campo donde las matemáticas son como el abecedario. Con este libro confirmé que en la ciencia como en los negocios, son más importantes la imaginación, la curiosidad y la intuición que la habilidad para llevar las cuentas. De la misma forma como un hábil negociante puede aprovechar oportunidades de negocio sin necesidad de trabajar los números (porque hay contadores que se encargan de eso) sino entendiendo lo que los números significan, Einstein se apoyo en matemáticos más hábiles que él para pulir la formulación de su Teoría.
          Asombrosamente para mí, Einstein no partió de resultados experimentales para formular una hipótesis que fuera corroborada o refutada como reza el método científico usado hasta por el mismísimo Maxwell, quien se basó en la evidencia obtenida en el laboratorio por Faraday para formular sus célebres ecuaciones que entrelazan electricidad y magnetismo. Por el contrario, Albert intuyó un vacío en los trabajos de sus ilustres predecesores, trabajó una idea completamente original y después elaboró una formulación matemática que "cuadraba": que la velocidad de la luz es constante y es el factor de conversión que transforma materia en energía. Einstein saltó al vacío donde todos antes que él se acobardaron sin evidencia que lo respaldara, puesto que ésta llegó muchos años después: un eclipse de sol donde se comprobó una desviación de la luz debido a la influencia de la masa sobre la energía (tal y como la Teoría había predicho que ocurriría), o el descubrimiento de Helio en el sol porque su ecuación implicaba que iban a encontrar un elemento con sus características. Y si el sol puede transmutar materia para producir energía, ¿por qué no nosotros? De ahí que los ingenieros responsables de bombas atómicas y reactores nucleares supieran qué debían buscar: la ecuación lo había predicho.
          Bastante sustancioso para 245 páginas, ¿no?

8 comentarios:

Andrés David dijo...

Por andar no hacer sino experimentos imaginarios vainas y luego "cuadrando" la matemática (que se puede decir de todo con ella) es que Fernando Vallejo reclama para Einstein la medida máxima de imposturología (la ciencia que mide la impostura y cuya unidad básica es el aquino)... medida que para el alemán llega a 280.

Reconozco que el libro donde expone esto (Manualito de Imposturología Física) resulto, al principio, en una ira tremenda contra el autor. Luego, sosegado tras una siesta, descubrí que ni modo, que a cada cual su lengua afilada y que de vez en cuando, se dicen verdades entre las mentiras. Al final, el libro de Vallejo me sirvió para equilibrar la admiración merecida pero exagerada que profesaba por ciertas figuras.

Todo esto para decir que buena reseña, pero que se le va un poco la mano en la exaltación.

César López dijo...

Hablando con un profesor de Física de la Javeriana -uno de los duros- me decía que el libro de Vallejo era una babosada, comentaba que a el man le gustaban sus escritos, sus columnas y su lenguje punzante, pero se metió en algo que desconoce y se pifió.

Andrés David dijo...

Es cierto lo que dice tu profesor César, desde el momento en que se mete con la gravedad... voto a Dios que Vallejo, con su inteligencia, abandonó todo el pellejo de mala forma. Vamos, que se contradice en muchos lados. Lo peor es lo que dije, que no lo petardo no le quita lo lucido. Ni modo.

Anónimo dijo...

"El hombre encuentra a Dios
detrás de cada puerta
que la ciencia logra abrir".

- Albert Einstein.

"El hombre solo es grande cuando esta de rodillas"

-Albert Einstein.

Quise hacer referencia a estas dos citas del Einstein basicamente porque me gusto mucho la historia del "dueño de la finca", puedo asumir que Einstein tomo de la biblia, mas especificamente del evangelista Mateo en su capitulo 20 la historia del dueño de la finca. y ademas, como "protestante", en terminos religiosos, me parece increible que cada uno de los descubrimientos de este genio en vez llevarlo a conclusiones mas dificiles de creer como las de darwin lo hayan llevado a conclusiones mas logicas, segun mi criterio...mirar al cielo y reconocer que tiene que existir un arquitecto detras de todo esto..

Andrés David dijo...

Una pregunta al anónimo... ¿qué es lo que hace que sea más dificil creerle a Darwin que a Einstein? ¿qué es más lógico en el segundo que en el primero?

Juan Lorza dijo...

Toda ciencia es filosófica

Unknown dijo...

Pareceria que la naturaleza del universo indica que la ecuacion general seria e=mc^n donde n>2 no sera?

Andrés David dijo...

grupodelmar: no he visto nada de eso, ¿podría contarnos por qué lo dice y/o las referencias?

Gracias.