viernes, 20 de mayo de 2011

Belleza escondida entre la monstruosidad

Cuando uno pregunta qué tal está fulanita y le responden que es muy buena gente, por lo general eso significa que no está buena. Sin embargo, al decir que “Monsters (2010)” es una bellísima película de corte profundo e intimista no significa que sea aburrida, aunque carezca de la Sigourney Weaver armada de una ametralladora de alto calibre que uno esperaría ver en una cinta con aterradores extraterrestres gigantes.

          La premisa que sirve de telón a la historia es que una sonda de la NASA encuentra formas de vida extraterrestre (probablemente en una luna de Júpiter) y trae una muestra que “infecta” Centroamérica donde la sonda se estrella. Seis años más tarde, moluscos gigantes son los amos del norte de México y los gringos tratan de contenerlos por el norte con un gigantesco muro de concreto y con intensos bombardeos por el sur.

          Esta es la excusa para mostrarnos cómo una pareja de gringos, sin muchas ganas de volver a casa, deben atravesar la zona infectada para hacer lo mismo que tantos inmigrantes ilegales: entrar a Estados Unidos por “el hueco”. Sin embargo, el camino marcado por la tragedia, la injusticia y la muerte, pero también de una pasmosa belleza, impide a los viajeros quedar indiferentes. Claro, cuando uno vive experiencias extremas es fácil poner en perspectiva lo que creía grandes problemas personales, pero que en realidad eran más fruto de temores chimbos a salirse de los límites de lo correcto y lo civilizado. Este es pues un viaje físico, pero también un proceso de transformación donde Samantha (Whitney Able) y Andrew (Scoot McNairy) se descubren a sí mismos, a sus temores y anhelos más profundos.

          La crítica social es interesante, sobre todo mostrando cómo los poderosos suelen “manejar” estas situaciones: aprovechando el miedo para exigir más poder y recursos con el fin de “proteger” al pueblo a punta de bala, en lugar de asumir la responsabilidad por sus acciones y permitir que la gente pueda seguir con su vida. Sin embargo, lo que atestiguan Sam y Andrew es que en los desastres (como esta “infección”) los que la pasan mal son los pobres, porque para los poderosos las tragedias son simplemente otra oportunidad de llenarse los bolsillos como cualquier otra.

          Sin embargo, lo más destacable de la cinta es su bellísima fotografía. Al ser escrita, dirigida y filmada por Gareth Edwards (de hecho es de tan bajo presupuesto que sólo estaban él, los dos actores y el sonidista), él pudo darse el gusto de lograr tomas y planos que cuentan mucho más sobre los personajes que los mismos diálogos. Un absoluto deleite  estético para la vista.

          Por otro lado, hay detalles que pueden molestar a los más quisquillosos como yo, como que el norte de México no aparezca desértico sino con tupidas selvas y pirámides Mayas más propias de Guatemala. O que lo que evidentemente es un pueblo barrido por un huracán sea presentado como el escenario de un “ataque aéreo”.  Bueno, la diferencia es evidente al menos para quienes hayan visto un bombardeo como los de “Neon Genesis Evangelion (1995)” o “Sucker Punch (2011)”.

          En resumen, esta es una película más para degustar lentamente y reflexionar que para mantenerse despierto después de las 11:00 pm, pero tan bonita que sería una lástima perdérsela.

viernes, 13 de mayo de 2011

Como ciudadano privado ¿qué haces para alimentar la corrupción?

Quiero creer que nada. Me preocupo por seguir las leyes y ser cero tolerante con quienes las incumplen. Hago seguimiento público de las actuaciones de funcionarios corruptos como Babadía, el desagradable exgobernador del Valle, para que más personas tengan elementos de juicio adicionales a la hora de votar por sus representantes. Cada vez que puedo argumento ante quienes conozco el porqué sí vale la pena ser legal así parezca que todo el mundo es corrupto.

La corrupción me duele porque si matan o roban a alguien que no conozco, no me afecta directamente, pero cada acto de corrupción sí porque nos cuesta a todos y propicia las condiciones para que algún día al que maten o roben sea a mí.

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As a private citizen, what do you do to feed corruption?

I want to believe that nothing (willingly at least). I try to follow the law and to be zero tolerant with those who break them. In public I keep track of corrupt public servants such as Babadía, the disgusting former governor of Valle, in order for more people to have additional criteria when they be voting for their representative. As often as I can I make arguments between people I know about why it worth it to be legal even when it seems like everybody else is corrupt.

Corruption hurts me because if somebody I don't know is robbed or killed it doesn't affects me directly, but each single corrupt deed does because it cost to us all and encourage the conditions that make possible that someday the one robbed or killed be me.

Ask me anything. I deal better with "why" and "how" than with "what".

lunes, 9 de mayo de 2011

En pleno siglo XXI ¿no sería mejor que desapareciera el concepto de nación, y que surgiera realmente un estado mundial? ¿De que sirve ser colombiano si lo importante es pertenecer a este planeta?

Las naciones siguen siendo importantes para darnos un sentido de pertenencia a un colectivo, que al mismo tiempo nos distingue de otros colectivos. Sin embargo, las naciones no necesariamente deben ser lo mismo que estados, como ocurrió los dos últimos siglos. Pueden ser redes que traspasan las fronteras de los países, como los voluntarios de Greenpeace, los coach surfers, los usuarios de Amway o los fieles del Islam.

Sin embargo, apuesto a que cuando haya más de un planeta habitado (por colonos humanos o por alguna civilización extra-terrestre), esas identidades nacionales actuales tenderán a ser menos importantes y nos empezaremos a reconocer más como terrícolas que como colombianos o suizos.

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Deep in 21st Century wouldn't be better to eliminate the concept of nation and to raise a global state? Why to be a Colombian if the really important is to belong to this planet?

Nations are still important because they both give us a sense of belonging to a collective and separate us from other collectives. However, nations not necessarily must be the same than States, as we got used to during the last two centuries. They can be networks that overflows countries' borders, such as Greenpeace volunteers, coach surfers, Amway users of Islam.

However, I bet that when more than one planet be populated (either by human settlers or by some extra-terrestrial civilisation), those current national identities will fade off and we will tend to recognise ourselves more as earthlings than as Colombians or Swiss.

Ask me anything. I deal better with "why" and "how" than with "what".

domingo, 8 de mayo de 2011

Proyecto Wonder Woman

El objetivo del proyecto era reproducir una bellísima ilustración de Roberto Campus, que retrataba a la hija de Hipólita como una chica de calendario (pin up girl). La técnica fue lápices de colores sobre cartulina durex blanca. A continuación el proceso completo:

1) Escala y contorno (outline).

Como la superficie es bastante grande (70cm x 140 cm) para asegurar que se mantuviera la proporción del dibujo original dibujé una escala general para el cuerpo y otra más detallada para la cabeza. Con esa base dibujé el controrno de la figura.
  

2) Pintar la ropa y el pelo

Como se trataba de usar lápices de colores, comencé por las parte del dibujo que requieren colores más vivos u oscuros. En este punto me di cuenta de que la cartulina era muy delgada y la textura de la pared en la que estaba apoyada se estaba traspasando a la superficie coloreada. Reforcé el respando de la cartulina con papel periódico y efectivamente se suavizó la textura del coloreado. En este punto también entendí a las malas que un color claro se puede oscurecer, pero que es muchísimo más difícil aclarar algo que ya se pintó con un color oscuro. Punto para la pintura con vinilos.


3) Piel

A diferencia de la ropa, donde el coloreado es más bien uniforme con algunos degradados para simular volumen con sombras y reflejos, la piel requiere un cuidado especial. Como los colores no son tan vivos, hay que aplicar el color con poca presión para que en combinación con la superficie blanca simulen el tono claro de la ilustración original.


4) Cabeza y contorno

Después de muchas semanas de cobardía, por fin reuní el coraje para pintar la cara. Como había descubierto antes, si me equivocaba con algún trazo o sombra, ya después es muy difícil aclarar el color en la superficie. La preocupación no era gratuita, ya que aunque el cuerpo tenía algunos detalles caricaturescos, si la cara es lo suficientemente convincente, todo el dibujo mantiene la ilusión de realismo. Al contrario también funciona: no importa qué tan realista sea el cuerpo, si la cara no es convincente, la figura completa parecerá una de las que adornan los muros de Condoricosas.

También en este punto dibujé pinté las superficies metálicas del traje (brazaletes plateados, peto, diadema y fajín dorados). En la ilustración original habían reflejos bastante complejos y opté por una versión mucho más simple, sugiriendo solamente volumen con sombras pero sin reflejos metálicos.

Así mismo, usé el tono más oscuro de cada parte del cuerpo y de la ropa para dibujar el contorno y ayudar a que la figura se destaque del fondo blanco.


5) Pelo y difuminado de colores

Para mantener la ilusión de brillo a pesar de lo negro del pelo, conservé algunos mechones en diferentes tonalidades de azul, mientras cubrí el resto con lápiz negro y gris oscuro.

El toque final para la piel fue el difuminado de colores en las diferentes superficies usando un algodón muy ligeramente humedecido con aceite. De esta manera la diferencia entre los diferentes tonos usados para sugerir volúmenes adquieren una apariencia más suave.


6) Lazo

Aunque la idea inicial era reproducir la ilustración original de Roberto Campus, opté por adaptar algunos aspectos como el lazo, que es mucho más grueso (como un látigo) y se descuelga hasta el suelo. Lo pinté con  resaltador fluorescente amarillo para simular el brillo del látigo del personaje original.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Encerrado en la caja de Pandora


Despiertas en la oscuridad sin tener ni puta idea de quién eres o qué estás haciendo allí. Lo peor es que tus sospechas de que algo te ha estado acechando mientras dormías esperando a que des papaya no son sólo paranoia.  Este es el punto de partida de “Pandorum (2009)” una cinta de suspenso bastante entretenida que por esas cosas de la vida ocurre en una nave espacial a la deriva en un futuro no tan lejano.

          Es bien interesante ir descubriendo qué fue lo que pasó junto con el protagonista (Ben Foster) a medida que va recuperando fragmentos de su memoria y va recorriendo una nave tan en la mala, que pareciera como si el contrato de mantenimiento se lo hubieran ganado los Nule. Personalmente me parece más emocionante este recurso narrativo que saber de antemano todo y esperar a que los personajes caigan en una trampa predecible.


          Para mí es inevitable la comparación con otra película de ciencia-ficción que tenía también una premisa demasiado buena: “Event Horizon (1997)”. En ese caso, la primera nave tripulada salta fuera del sistema solar sin dejar rastro, para volver varios años más tarde como si nada, sin tripulación y con más preguntas que respuestas. Para horror de los que pagamos carísima boleta de CineColombia para ver ese hueso, los realizadores no tuvieron la decencia de justificar el accidente con un virus extraterrestre (como en “The Andromeda Strain (1971)”) o al menos sabotaje (como fue el caso de HAL 9000 en “2001: A Space Oddysey  (1968)”) o algo medio plausible sino que decidieron que la nave había saltado al infierno ¡y había vuelto maldita! (¡¡¿?!!)

          Afortunadamente, este filme resuelve de manera bien inteligente el misterio y logra salir decorosamente de entre las malas películas que tratan de combinar ciencia-ficción con horror. Ben Foster (Angel en "X-Men 3 (2006)") hace bien su trabajo, al igual que Dennis Quaid, quien interpreta a otro tripulante que, aparentemente, tampoco tiene idea de dónde está parado. Aunque la trama es sospechosamente parecida a la de “Eden Log (2007)”, esta producción germano-británica merece ser vista por sus buenos efectos especiales, atmósfera bien lograda y la sensación permanente de paranoia y suspenso que logran transmitir los personajes.