Sí, yo sé que las mujeres parecen genéticamente programadas para ser exigentes. Sí, también conozco el refrán de que “detrás de todo hombre exitoso hay una mujer ambiciosa”. Pero creo que se han tomado muy a pecho la idea del “hombre perfecto”. ¿Será porque ahora las mujeres sufren del síndrome de la “mujer maravilla” (una compulsión por ser buena profesional, buena mamá, buena pareja, buena amiga e incluso lucir espectacular las 24 horas del día, todo al mismo tiempo) y buscan el mismo ideal que les impusieron a ellas? La cosa es tan exagerada ya que se sienten culpables si no son mujer maravilla (sobre todo si las formatearon en el Liceo Benalcazar).
Pues para su información, en el caso de los hombres eso no ocurre. El que es muy bueno en alguno de esas perspectivas sociales, por lo general tiene un desempeño más bien discreto en los demás, y casi siempre pasa alguno raspando y habilitando de vez en cuando después de alguna cagada. Por eso creo que este cuento del “hombre perfecto” no es más que un mito del cual más de un patán logra aprovecharse porque las mujeres están demasiado dispuestas a creerlo. Por eso yo siempre a mis amigas les digo que si un tipo se ve demasiado perfecto, una de dos: o es gay o está fingiendo con el único propósito de follárselas.
(Inspirado en una idea de Hernán Casciari: “El uno para el otro”)
domingo, 29 de junio de 2008
El hombre perfecto
jueves, 19 de junio de 2008
Los matrimonios de mis ex novias
Ya es oficial. Hoy la totalidad de mis ex novias ya han pasado (al menos una vez) por el altar. Y ya que estamos en estas, incluso las dos “tragas” no correspondidas que me atormentaron durante años también ya están casadas, varias de ellas ya con hijos. Y por alguna razón, creo que eso es motivo más que suficiente para reflexionar al respecto.
Puedo decir que todavía mantengo una buena relación de amistad con todas menos una. Aclaro que esta última se fue a vivir a otra ciudad porque el marido trabaja allá, no porque haya salido huyendo de mí (de hecho, todavía aspiro a encontrármela algún día en Facebook). Y adelantándome a los comentarios de los malpensados, tampoco hay ninguna prohibición judicial en mi contra para acercarme a menos de 50 metros de alguna de ellas.
Sin embargo, me pone a pensar que últimamente ya no me invitan a sus matrimonios. Dejo en claro que aunque usualmente me hago el loco en la lluvia de regalos, mi presencia en eventos similares ha sido todo un éxito (hasta me he ganado la liga de la novia en dos ocasiones). Es más, el último matrimonio al que asistí fue el de una pareja de muy buenos amigos, y soy tan buen invitado que aunque ir me implicó perder la única oportunidad de verme en el Petronio con una nena que me encantaba (que nunca más volví a ver) y quemar el as ganador de dar como regalo de bodas una suscripción a El Clavo (pero quedé como un príncipe, ¿cierto Yeinerzinho?), ahí estuve. Cámara en mano, peinado reluciente y zapatos de castigar baldosa. De lo que se han perdido. Más bien estoy por creer que, por allá en el fondo de su inconsciente, les aterraba que me diera por levantar la mano cuando el cura preguntara si alguien objetaba la unión (en la parte del “que hable ahora o calle para siempre”). Qué falta de confianza. La sola mirada asesina de las mamás de los novios hubiera sido más que suficiente razón para amedrentarme.
No, mentiras. Una hipótesis más razonable es que los novios prefieren invitar a los papás (porque son los que pagan), a la familia cercana (bueno, los 100 más cercanos porque toca) y a los amigos de la pareja. Como las parejas casadas suelen tener vida social es con otras parejas casadas, pues obviamente yo quedo automáticamente por fuera del parche, más o menos como se vería Gárgamel en la aldea de los Pitufos o Gustavo Petro en una convención uribista.
Pero bueno, a lo que quería llegar es que me alegra mucho saber que mis ex novias se casan. Con todas ellas fui muy afortunado, porque en su momento cada relación fue muy importante para ayudarme a ser mejor persona. Por eso, me gustaría conservar esos buenos recuerdos para siempre. Dicen los budistas que no hay mejor forma de evitar que una gota de agua se evapore que arrojándola al mar, y de manera similar creo que a las buenas experiencias vividas con ellas, ahora les corresponde hacer parte de una nueva dinámica, en una nueva etapa de la vida.
¡Felicidades!
martes, 3 de junio de 2008
Y el porno os hará libres…
Pocos mensajes han sido más re-enviados y más leídos en Colombia que el que circuló durante las primeras semanas de abril sobre Ana Karina Soto. Bueno, para ser más precisos, sobre las fotos + video porno casero de Ana Karina Soto.
A mí personalmente lo que me ofendió de este mensaje fue que, habiendo “fotos events parche 005.jpg” y “fotos events parche 007.jpg”, es claro que había por lo menos siete fotos. ¿Dónde están las otras cinco? Ya armado el escándalo, pues de una vez debieron armarlo con todos los datos necesarios para poder opinar informadamente, ¿no?
Pero bueno, lo curioso del asunto no fue que se hubiera violado la intimidad de la susodicha, sino que ella hubiera creído que al mensaje dejaría de prestársele atención negando que la de las fotos fuera ella. Seamos francos: a uno le queda la duda de si las fotos no serían un montaje malintencionado con PhotoShop, pero es que el video no deja lugar a dudas, literalmente, porque los muestra todos. ¿Qué cree que ganaba ella con eso? Si se hubiera quedado calladita, ahora sería conocida simplemente como la presentadora que tuvo relaciones sexuales prematrimoniales (como la mayoría de los colombianos). Ahora, además de eso, quedó como una mentirosa, falta de carácter y además no muy inteligente.
Obvio que ella no contaba con que algo íntimo se fuera a hacer público, pero si ya otro tomó esa decisión por ella, pues por lo menos pudo haber reclamado su derecho a hacer lo que le venga en gana en su vida privada. Como lo veo yo, lo grave no es que la gente se grabe o sea grabada en su intimidad, sino que la gente no sea consecuente con sus acciones. En últimas los valores que tenemos en más alta estima (responsabilidad, disciplina, libertad) dependen de que seamos capaces de comportarnos en privado de la misma forma como aparentamos en público. Pero si nos comportamos “bien” en privado sólo por miedo a que nos estén observando, pues no tiene chiste la tal responsabilidad y la libertad no existe porque no escogemos qué queremos hacer sino que hacemos lo que nos toca.
Hay quienes creen que si todo el mundo fuera monitoreado, no habría terrorismo, ni delincuencia, ni corrupción. Mejor dicho, un mundo una chimba mejor que la primera versión de Matrix que diseñó el Arquitecto. Pero yo creo que sería un paliativo para los síntomas, no para la enfermedad. Sofocar la privacidad trae dos problemas evidentes: el desestímulo a la diferencia y la inevitable corrupción. En primer lugar, para que la sociedad evolucione se necesita que los mutantes prueben soluciones innovadoras a los problemas, porque si todos nos comportamos de acuerdo con el mismo patrón, la debilidad de uno sería la debilidad de todos. Y en segundo lugar, ¿quién define el patrón de modelo para nuestro comportamiento? Si se necesita que alguien defina el patrón y vigile que se cumpla, ¿quién vigila al vigilante?
Creo que quien mejor retrató esta situación fue Benjamín Franklin: "Sell not virtue to purchase wealth, nor Liberty to purchase power"... Bueno, tal vez no la retrató tan bien después de todo, pero la que sí le pegó es esta otra versión de la frase que suele atribuírsele: "People willing to trade their freedom for temporary security deserve neither and will lose both" (quienes cambian su libertad por una seguridad a corto plazo no merecen ninguna y perderán ambas).
Bien, Ana Karina logró llevarnos bastante lejos. Tal vez hasta deberían darle un premio por abrirnos los ojos. Yo me conformo con que me manden las cinco fotos que nos deben.