Todavía recuerdo la primera vez que fui a mercar para llenar mi nevera de soltero. Había varias botellas de Coca-Cola (obviamente), carnes frías, quesos y pan para armar sánduches, varios tipos de pasabocas, Müesli y Zucaritas para desayunar y por supuesto, el paquete de 12 chocolatinas Jet. Obviamente con el tiempo fui agregándole comida de verdad a mi mercado, pero lo que quiero ilustrar es que si eso me pasó a mí siendo ya adulto, imagínense lo que mercaría un adolescente o un niño si tuviera la libertad para hacerlo.
Yo apostaría a que un niño moriría primero de un infarto antes que dejar de pedir exclusivamente la cajita feliz de McDonald's. Afortunadamente la cultura alimenticia tiene la inercia de miles de años, por lo que nuestras mamás, abuelas y un ejército de tías nos atormentan con vegetales, ensaladas, jugos, frutas y otras cosas que no comeríamos sólo por gusto. Y por lo general esa práctica nos mantiene con vida hasta que somos conscientes de que, además de lo que nos gusta y lo que nos vende la publicidad de comida chatarra, debemos comer algo que nos nutra. Si lo que comemos cumple ambos criterios, maravilloso.
De manera similar a lo que pasa con la alimentación, yo creo que la televisión que vemos no debería producirse con el único criterio de satisfacer un placer inmediato. No creo que esté mal usar la caja boba para divertirse (yo no me pierdo Scrubs ni Dave el bárbaro , dos de los programas más idiotas de la televisión), pero creo que debería haber variedad y calidad en los contenidos. Además hay que tener en cuenta que la televisión no es un lujo como un Ferrari Enzo o un jet privado, sino un servicio público prestado usando un recurso público (el espectro electromagnético), incluso cuando es un servicio prestado por operadores privados como RCN y Caracol. Lo malo es que, a diferencia de la cultura alimenticia, nuestra cultura televisiva todavía está en pañales, y no tenemos ancestros curtidos por miles de años de selección natural que nos enseñen a dosificar el tiempo que dedicamos a ver programas informativos, educativos, de opinión, y claro, de pura evasión. Ahí está la débil e influenciable Comisión Nacional de Televisión, (peor es nada), pero creo que nos toca a nosotros como espectadores, como clientes, hacer presión para favorecer las iniciativas que traigan variedad y calidad por encima de las fórmulas homogéneas optimizadas sólo para producir beneficios.
Mareña afirma que ella por ver televisión estúpida no es ella misma estúpida, pero creo que tiene la ventaja de años de formación que la mayoría de los televidentes no tiene. Volviendo al ejemplo de la alimentación, a alguien bien alimentado no lo va a matar comerse una Big Mac de vez en cuando, pero posiblemente sí pueda matar de un infarto a alguien ya obeso o malnutrido.
Por su parte Vladimir clama que es arribista dividir a la gente entre estúpida y Rodolfo Llinás, pero lamentablemente los índices de abstencionismo en las elecciones y los altos niveles de pobreza en nuestro país me inclinan a pensar que probablemente seamos más los estúpidos que los Llinás. Y por eso pienso que, a menos que queramos seguir siendo como somos, cambiar la televisión puede ser un factor influyente en el camino para salir de la olla.
Afortunadamente yo he podido arreglármelas para seguir pagando cable, y además de porno, dibujos animados y comedias he podido ver también recitales de laúd en Film & Arts, películas independientes en Cinemax, buenos noticieros y programas de opinión en Citytv, otras visiones del mundo gracias a CNN y TeleSur. Así como nuestro cuerpo se construye con lo que comemos, pienso que nuestra visión del mundo se nutre de la televisión que vemos. Lamentablemente quienes están condenados a ver lo que transmiten los canales nacionales no tienen siquiera la opción de elegir que yo he tenido. Posiblemente reaccionen con disgusto si les dan menos telenovelas, realities y “noticias” de la farándula y el entretenimiento, tal y como lo haría un niño obeso al que por primera vez le dan ensalada de verduras. Sin embargo, también es posible que muchos se interesen por otras cosas si tienen acceso a ellas, y no se contenten con lo que les dan porque desconocen que haya algo más.
Tal vez no sea demasiado tarde para muchos niños, que al fin y al cabo serán el público de los medios del futuro. Hay quienes predicen que incluso serán ellos quienes nutran dichos medios. Pero para que puedan sacar ventaja de semejante poder, tal vez deberían consumir algo más que sólo goles, tetas y la humillación pública por plata o gracias a las ‘pegas' y a los También caerás .
Una visión de ese futuro (gracias a Angelus):
domingo, 8 de julio de 2007
¿Televisión estúpida para gente estúpida?
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
7 comentarios:
"la televisión no es un lujo como un Ferrari Enzo o un jet privado, sino un servicio público prestado usando un recurso público (el espectro electromagnético):"
He aquí la diferencia axiomática que hará que ésta discusión no tenga sentido.
Asumo que tendrás otros argumentos que serán subjetivos, porque el uso licenciado y pago del espectro electromagnético no convierte a dos canales privados que compiten con más de tres canales públicos en "servicio público". Para dar contraejemplos:
1) Mi primera "parabólica", cuando no llegaba coaxial hasta mi barrio fué el servicio de cablevisión. Este servicio se presta toavía por radio en frecuencias de UHF, e incluía 4 canales: HBO, Discovery y una mezcla de Sony y otros. ¿el uso del espectro lo convierte en servicio público? estába cablevisión obligada a prestar un servicio de propósito social, con recitales en lugar de HBO?
2) mi televisión actual es de telefónica (telecom, empresa mixta ateriormente pública). Llega a mi casa por medio del espectro electromagético, en frecuencias de más de 2 gigahertz. ¿eso hace que sea un servicio público, que sus empleados no puedan ir a huelga, que su contenido deba obligarse a ofrecer una dieta balanceada que incluya propósito social?
3) en europa en 2012 y USA en 2009 dejará de transmitirse televisión en las bandas análogas actuales. Todo televisor quequiera seguir mostrando imágen deberá equiparse con receptores digitales. En USA las bandas del espectro usadas por los actuales canales análogos serán subastadas. La televisión enteramente digital permitirá una cantidad enormemente mayor de canales en muchísimo menos espectro, gracias a la compresión. Se va a empezar a aprecer a la radio de hoy.
4) Las emisoras de radio entonces también son un servicio público y están obligadas a ofrecer una dieta saludable? Es un crímen que no haya emisoras culturales que lean literatura, pongan música clásica o donde se escuche a tres intelectuales discutir sobre la más fina filosofía?
5) Logísticamente, ¿cómo balancearías ésto? es decir, cada canal estaría obligado a ofrecer una dieta balanceada dentro de sí (no más E!)? o unos canales (privados) sí tendrían libertad mientras que otros (también privados) sí tendrían obligaciones? ¿que autoridad decide cual canal (es decir, la plata de cual inversionista) puede dedicarse a la farándula y a cual canal le toca compensar la programación del otro y le figuran recitales? tiene la tía potestad de decirle a los campesinos quién siembra verduras y quén siembra harinas?
6) ¿entonces CBS, ABC y NBC son servicios públicos por transmitir en el aire en USA?
7) El internet podría considerarse como un recurso público. ¿son las empresas privadas que utilizan éste recurso servicios públicos? están obligadas a responder a obligaciones sociales? y que decir de mi vendedor de hamburguesas que usa el espacio público. ¿es el suyo un servicio público? está obligado a poner mi nutrición por encima del sustento de sus hijos?
Concluyendo, para no seguirle pegando a una diferencia axiomática que evidentemente es irreconciliable, hago una interpretación de tu tesis:
Estamos de acuerdo en que sería mejor para todos en éste país que todo el mundo, especialmente los jóvenes y los más pobres tuvieran acceso a una "dieta balanceada" de información. Estamos de acuerdo en que "alguien" debería pagar los derechos de los "recitales de laúd", de las películas independientes, de buenos noticieros y documentales y producir buenos programas de opinión.
La diferencia es que yo creo que eso lo debería hacer la nación, con MIS impuestos (yo me imagino a señal colombia, canal uno, y canales regionales públicos llenos de discovery, natgeo, bbc, etc) mientras que vos pensás que debería hacerse con el capital de inversión de entes privados como Caracol, CityTV y RCN.
Yo incluso creo que es inviable, es decir, no veo cómo podría una CNT armar una dieta balanceada obligando a unos canales a producir las rentables harinas y a otros a producir las insolventes proteínas. La corrupción sería inevitable.
No somos clientes de la televisión. Sus verdaderos clientes son los pautantes y nosotros, por carambola, sólo somos espectadores.
La única manera de ejercer presión en el espectro electromagnético es con una herramienta que no es nuestra y se usa a conveniencia: el raiting.
Cambiemos de canal si algo no nos gusta. De pronto tenemos la suerte de que nos encuesten sobre el PrimeTime y podemos desahogarnos criticando la programación.
O mejor, apaguemos la TV por el bien de todos.
Vladimir:
Creo que el medio a través del cual se entregue el contenido es irrelevante para calificar un servicio como público o no. Por ejemplo, ¿si el gas llega a mi casa en pipa y no por tubería es menos público? ¿Si en mi alejada finca el servicio de teléfono no llega por un cable sino por aire es menos público? Yo creo que eso es lo de menos.
Por otro lado, creo que dejar la tarea de ofrecer contenidos variados y de calidad no es labor del Estado (bueno, de pronto en un Estado comunista, pero no en una sociedad democrática de corte capitalista como aspiramos a ser). La labor del Estado es regular la prestación de los servicios públicos, que es un negocio que los empresarios aprovechan compitiendo entre sí por la fidelidad de los espectadores para poder cobrar más por suscripción o por publicidad. Claro, una forma de regular precios es compitiendo (como el ISS en salud, el antiguo Telecom en comunicaciones, Señal Colombia en televisión o las Terpel en combustibles, todos ellos servicios públicos) pero otra es poniéndo límites y fijando estándares de calidad. El que no los cumpla, pues recibe sanciones. Un ejemplo (lejos de ser perfecto, pero que ilustra mi punto) es el de la ley que obliga a los cines a exhibir un corto nacional antes de las películas o que prohíbe la entrada de menores a películas para asultos. En este caso, el servicio público lo prestan Cine Colombia o Cinemark, empresas privadas con todo el ánimo de lucro pero que, reguladas por el Estado, cumplen también con su función social.
Obviamente el futuro del entretenimiento y las noticias está en Internet, por lo que habrá que encontrar mecanismos técnicos y una legislación flexible y efectiva para que el Estado pueda regular la prestación de los servicios públicos por parte de empresas privadas.
Yo creo que finalmente uno decide qué ver. La otra vez me subí a un taxi con un amigo de la Universidad, y este man comenzó a hablar de un concierto en Europa y el taxista le corrigió y le dijo que el concierto no había sido ahí y blablabla... era un viejito dando cátedra de rock, entonces yo no me aguanté las ganas y le pregunté si es que él leía, porque todo lo que decía lo hacía con mucha seguridad y me dijo que él sólo veía cinco canales de tv, que así tienen programa do su televisor, de tal forma que el sapping está entre A&Emundo, DISCOVERY Travel, HISTORY, DISCOVERY y People & Arts-
Definitivamente comparto este punto… para mi es una terrible pesadilla….
La tanda de novelas donde el ejemplo que se da a nuestros hombres que bien retrasaditos que son… es que se conquistan a la mujer bonita “protagonista” con una pu… botella en la mano, con el record de peleas y la cara llena de moretones. No quiero ese modelo de hombre para mis hijos y peor aun! No quiero ese modelo de hombre para los hombres de ahora que bien escasos son los que valen la pena. Después un hombre machista e inmaduro, pasamos al otro extremo. Un hombre sin carácter que no dice lo que piensa y siente, no muestra su criterio por que simplemente es una vela que gira para donde la lleva el viento. Cesar tiene razón, hay de donde escoger… pero o la tv se convierte en un instrumento de aislamiento familiar, social, para los que vivimos con room mate etc. Donde cada uno ve lo que quiere ver, o puede utópicamente llegar a convertirse en un punto de encuentro, de unión donde podemos pasar un rato de entretenimiento sin generar angustias y preocupaciones sobre los modelos de conducta que se trasmiten masivamente.
César y Andrea:
Pues mi punto es precisamente que no hay de dónde escoger. Los pocos que podemos pagar cable disfrutamos de estas opciones, pero precisamente lo que me indigna es que RCN y Caracol (que es lo único a lo que tienen acceso la enorme mayoría de colombianos) no se están distinguiendo por su variedad y calidad sino que parecieran competir por ver cuál implementa más rentablemente la misma receta.
Los que pagamos cable seguramente podremos pagar también banda ancha de Internet, que nos daría todavía más opciones. ¿Pero y el 90% de la población mundial que no tiene acceso a Internet qué? ¿Que se los coma el tigre? O peor aún ¿que se los coma Esaín Tello y el Pepe-Son?
La tv. es todo un monopolio. Hoy sólo veo TRES programas de canales privados, NOTICIAS (EN FORMA OBJETIVA Y CRÍTICA) y factor XS.
Considero que es un monopolio y anhelo un día poder tener mi propio canal o cadena radial, por lo pronto me contento con la democratización de la información a través de los blogs y, por supuesto de la revista virtual equinoXio.
Un abrazo afectuoso para tí querido Apoloduvalis!
Publicar un comentario