lunes, 21 de septiembre de 2009

Arte, artesanías y la necesidad de correr riesgos

En un debate sobre literatura y entretenimiento la periodista cultural Marianne Ponsford declaró que no pensaba perder su tiempo leyendo, por ejemplo, a Paulo Coelho. Un asistente ofendido le preguntó si ella pensaba entonces que los millones de fans de Coelho son seres alienados (¿sabría el asistente lo que significa la palabra?) por disfrutar de un trabajo que es considerado de poco a ningún valor por parte de la crítica. Aunque ella, con enorme gracia y diplomacia, en pocas palabras le respondió que sí, creo que quedó otra pregunta en el aire. ¿Por qué si a tanta gente le gusta este tipo de trabajo, los críticos son insistentes y consistentes en pordebajearlo? ¿Será acaso que Paulo Coelho y Deepak Chopra son genios incomprendidos que serán reivindicados por la crítica cultural en el futuro?

          Aquí creo que cabe distinguir el arte de la artesanía. Para mí, una obra de arte es aquella que logra conmover al espectador, generar en él alguna emoción, ojalá la misma que tenía el autor en mente (me parecería tenaz que la gente se ría con un drama o salga deprimida de ver una comedia). Pero la obra de arte no se queda allí. Además propone algo nuevo, una perspectiva o una manera de hacer las cosas que no se haya intentado antes, ampliando las fronteras de lo conocido. En palabras de William Ospina, el otro invitado al debate, la obra de arte cuestiona, pone en perspectiva, enriquece la relación que yo como espectador tengo con la realidad.

          ¿Entonces, por poner un ejemplo, las chivas de cerámica que los turistas se llevan de recuerdo son obras de arte? Para muchos, estas piezas generan nostalgia en quienes las llevan, además de cierto placer estético, con lo cual estarían cumpliendo con aquello de conmover al espectador. Es más, muchos artesanos igualan (sino es que superan) en habilidad técnica a aquellos que han recibido una formación artística, con lo que la calidad del producto final no es un parámetro definitivo para distinguir una obra de arte de una artesanía.

          Sin embargo, cada una de estas piezas repite la fórmula ya probada (y seguramente refinada por generaciones de artesanos) que tuvo éxito la primera vez. No se corren riesgos al hacer una nueva obra y por el contrario se privilegia el apego a la tradición con mínimas variaciones, precisamente por miedo a fracasar donde el modelo ya probado ha triunfado tantas veces. Eso es lo que yo percibo con muchas obras de Hollywood o de literatura de aeropuerto: están muy bien producidas y mercadeadas, pero repiten la misma fórmula de siempre. ¿El resultado? Que yo como espectador puedo interactuar con estas obras y pasar un rato entretenido, pero mi vida no va a cambiar después de haberlo hecho.

          ¿Significa eso que las artesanías son malas? No necesariamente. Estos son productos que están diseñados para satisfacer una necesidad, y son muy buenos haciéndolo. La prueba es que Dan Brown con su “Código Da Vinci” rompió todas las marcas de ventas registradas en la historia de la literatura, así que al tipo hay que reconocerle que algo debió haber hecho bien. Por otro lado, yo no creo que a este autor o a Deepak Chopra o a Paulo Coelho los trasnoche que no los estén considerando para el Nobel de Literatura, o que sean unánimemente despreciados por la crítica especializada. Ellos dan a sus lectores lo que éstos quieren y ven crecer su cuenta bancaria, exactamente lo que se propusieron. Son los críticos quienes se preocupan de que a estos artesanos los llamen artistas, no los autores o sus lectores.

          Pero volviendo a la pregunta, si lo importante en el arte es proponer cosas nuevas, ¿cómo se logra? A través de la experimentación. Por eso es tan importante correr riesgos, salirse de lo conocido y ver qué funciona y qué no. Los verdaderamente talentosos tendrán más aciertos que fracasos, pero nadie se salva de equivocarse alguna vez. Incluso a William Ospina todavía le pasa que al mostrar un nuevo texto a un amigo lector le digan "¿No te da pena? ¡Qué cosa tan mala la que acabas de escribir!". Quién sabe, de pronto lo que hoy es considerado desagradable o impopular, sea la norma para las audiencias del futuro.

8 comentarios:

MAREÑA dijo...

"Entre gustos, no hay disgustos" dice el refrán popular. Pienso que el artista hace su obra bastante subjetiva, empleando técnicas,buenos materiales pero lo más importante haciendo la obra que a él le gusta y enviando un mensaje de su ser interior, plasmando lo que él quiere y le gusta, sin importar de pronto si el que está al lado lo admire o no, el artesano aunque parte del mismo principio, hacer algo porque le gusta, el convertir su obra en algo repetitivo ya lo hace para los demás, para algunos esta obras no tienen calidad. En mi caso he utilizado las herramientas artesanales y cada pieza de artesanía la hago única, mi propio diseño, cada collar, cada tarjeta, cada caja de madera le imprimo mi toque personal, mi sello y es ahí cuando algo artesanal se vuelve una pieza de arte, tengo un aamiga muy linda que me dice: Tú eres mi descubrimiento de agua tibia, eres mi artista de cabecera cada artesano es un artista pero cada artista no es artesano. Como anécdota les cuento que cuando estaba en el colegio mis notas eran bastante altas menos en dibujo, me salía de los parámetros que ellos querían y como era lógico me iba mal, ahora vivo de mis dibujos, los invito de paso a ver un poco de estas obras jejeje (Publicidad no política, ni pagada a costillas de ApoloDuvalis)

http://otra-mariposa.blogspot.com/

Andrés Meza Escallón dijo...

MAREÑA: Pero por supuesto, ¡tú también eres mi artista de cabecera! :D

Mi punto es precisamente que esa diferencia entre arte y artesanía desvela a los críticos, pero no al espectador de a pie. Y para quienes disfrutamos en nuestra cotidianidad de las obras salidas de tus manos y tu creatividad, son más reales que una obra sepultada tras un vidrio antibalas en un museo francés.

Gracias por enriquecer esta discusión con el punto de vista del artesano. :)

Ponette dijo...

Me encanta la forma como pones el tema sobre la mesa, pero confieso en que me pierdo un poco al darle la perspectiva de arte. Para mí, libros como los de Paulo Coelho, Deepak Chopra e incluso el “Código Da Vinci” no son obras literarias. Para mi, obras literarias son “La divina comedia”, “La Iliada” etc. Por que los veo como escritos imaginativos, con una producción creativa que llevan al autor a expresar sus ideas y emociones mas profundas, cada persona se identifica con ellas por que las interpreta de maneras distintas o se conecta a ellas por diferentes razones en ocasiones que no están alienadas a las mismas del autor. Mientas que aquellas producciones que mencionas en primera instancia, las veo mas de carácter teórico, que tratan de ofrecer al lector un camino o un entendimiento, pienso que este tipo de lectura responden mas a necesidades puntuales ya sea espiritual, inquietudes religiosas, procesos de duelo etc. Y para cada quien bienvenido la lectura que necesite y satisfaga su tipo de búsqueda personal.

Pero si, según el diccionario, Literatura es el arte que utiliza la palabra como instrumento. En esta medida todas las mencionadas serian arte, y como dices… estos libros tan criticados hacen pueden ser la analogía de “artesanías” pero habría que diferenciar aquellas “artesanías comerciales” estas responden a una necesidad especifica y masiva, apuntando justamente a esas necesidades humanas identificadas de este tiempo. Ambas son realizadas manualmente si sin maquinaria, pero el origen real de una Artesanía apunta a objetivos poco comerciales en los que cada artista le agrega un valor a la pieza, volvemos ahí a la diferencia gracias a ese toque creativo e imaginativo propio que busca movilizar imaginaciones del lector y respuestas a necesidades individuales pero no una respuesta a una necesidad especifica.

El Marqués de Carabás dijo...

Quien sea y con lo que sea, lo rescatable del ejercicio de la literatura es su resultado: que la gente lea. Ya si se entretiene es bueno y si es arte lo que aprecia, mejor.

Andrés Meza Escallón dijo...

Ponette: Yo creo que no cabe la diferencia entre "artesanía" y "artesanía comercial". En primer lugar no creo que haya algo malo en buscar que una artesanía complazca al público y querer que se venda. Al contrario, debe ser así porque el propósito de las artesanías es que hagan parte de nuestra vida cotidiana, no que queden archivadas en museos para el análisis de unos pocos críticos, como sí le pasa a muchas obras de arte.

Segundo, creo que no hay nada de peyorativo en reconocer a Coelho, Chopra o Brown como artesanos. Creo que a ellos les preocupa muy poco que los perciban como artistas, aunque ciertamente sus productos son técnicamente obras literarias pero no arte. ¿La razón? Como las artesanías, cada una de sus obras repite la misma fórmula del libro anterior, sin mayor evolución en la forma o en el fondo de su propuesta. Y sin embargo, eso no impide que millones de personas los disfruten, como los registros de ventas lo indican.

Johanna Perez Vasquez dijo...

Apolo me gustó mucho este artículo. Me fascina cuando le das buen uso a ese bonito cerebro que tienes en tu cráneo.
Me gustó el análisis que hiciste del fenómeno y el modo en que llegas a las conclusiones, es cierto también que comparto tus ideas, pero en general lo que me gusta es verte retomando tu estilo limpio, claro y ameno para tratar un tema actual.
Yo estoy de acuerdo en que la artesanía tiene un valor cultural pero carece de coraje al no reinventarse, eso es materia del arte.
Acerca de los críticos creo que hacen bien su trabajo, ellos deben seguir señalando los bodrios que se crean y que la gente ignorante piensa que son dignos de ser llamados obras de arte, así como los periodistas llaman artistas a cuanto aparecido sale en una telenovela, es su deber ético, no podemos permitir que gracias a la popularidad de algo se le de el nombre de arte a algo que sólo es entretenimiento.

Vladimir dijo...

Como diría Lina, yo siempre llevando la contraria.

Estoy muy en desacuerdo con la definición e arte en función del espectador (planteada como: "una obra de arte es aquella que logra conmover al espectador, generar en él alguna emoción")

El diccionario de la RAI define arte como "Manifestación de la actividad humana mediante la cual se expresa una visión personal y desinteresada que interpreta lo real o imaginado con recursos plásticos, lingüísticos o sonoros".

La definición indica que es arte si se expresa una visión personal y desinteresada (desinteresada, probablemente, de la opinión de otros).

En la música, por ejemplo, llamaron "romántica" a ala era de beethoven precisamente por la capacidad de sus obras de transmitir emociones al espectador, lo cual contrastaba marcadamente con el estilo de los autores de las eras anteriores (la Clásica y la Barroca) como Mozart, Haydn y Bach, lo que significa que hay "arte que transmite emociones" y "arte que no transmite emociones".

Tomemos el caso del estilo de la era Barroca: "orientado a la tonalidad funcional y dedicado a la búsqueda de ornamentación musical elaborada de mayor tamaño y complejidad instrumental", cuyo máximo ejemplar es Johann Sebastian Bach.

Según el planteamiento de Meza, Bach y Mozart vienen siendo meros artesanos, y sólo Beethoven y los románticos serían artistas. Aunque debo admitir mi inmensa predilección por Beethoven y los otros autores de la era romántica, yo no me atrevería a tildar de artesanos a los autores de la era clásica, por el hecho de crear obras "bonitas", "comerciales" (para reyes, cortes y patrocinadores) y muy elaboradas en cuanto a complejidad y sofisticación, sólo por el mero hecho de no lograr transmitir emociones.

Pueden ser obras de arte un puente, una biblioteca, una transmisión de auto o una finísima pieza de software. Todo eso puede ser arte, sólo depende de cómo su autor lo creó. La emoción del espectador es relativa al ojo que ve (ej: cuantos pueden reaccionar emotivamente ante "el arte" de la versión original de tetris, o de un intrincado motor turbocargado).

La artesanía se refiere es a la creación repetitiva y mecánica de la obra, no tiene nada que ver con "si produce emoción" o si es buena o mala. La RAI dice: "artesano: Persona que ejercita un arte u oficio meramente mecánico").

No busquemos juicios de valor. Una artesanía puede ser fabricada muy repetitivamente, pero puede causar emoción, como por ejemplo una pulsera de "cancer survivor".
Una obra de arte puede ser muy única, pero tan fría emocionalmente como la fuga de bach.

Los libros de Coelho y Chopra puede decirse son tan innovadores como las obras de Bach, por lo que no veo como tildar al uno de artesano y al otro no. Más bien, hay que aceptar que no todo arte vende, y no todos gustamos del mismo tipo de arte. Entonces, el hecho de que uno no comulgue con la obra de uno u otro artista (como Chopra, o peor, Ossho) no da razón para buscar rebajarlo a artesano.

Andrés Meza Escallón dijo...

Vladimir: Ojo que yo nunca dije que la definición de artesanía fuera que "no logra conmover a su audiencia". Por el contrario, yo no compraría una artesanía que no me despertara algún sentimiento.

Cuando hablo de artesanías, me estoy refiriendo a que no hay mayor distinción entre una y otra pieza del mismo "modelo". Todas son piezas que repiten una misma fórmula con mínimas variaciones, precisamente para no ir a alterar la fórmula que ya se probó que funciona. No sé qué tanto haya progresado Coelho ultimamente, pero los dos libros suyos que alcancé a leer me dejaron la sensación de que estaba leyendo otra vez lo mismo pero con distinto escenario y nombres de personajes cambiados (o sea, la misma fórmula). Lo mismo pasa con las excelentemente producidas artesanías de Hollywood: cuando uno ya sabe qué va a pasar es porque identificó el patrón "exitoso" al que hemos estado expuestos después de ver muchas películas que se apegan a la misma fórmula.

En lo que sí no estoy de acuerdo con la RAE es en que para mí el arte sí debe conmover al público, así sea una pintura, un libro o una obra de ingeniería. Me importa un rábano si el "artista" se desahogó, hizo cualquier cosa por salir del paso o creó algo nunca antes visto; si no despierta reacciones en su público, esa platica se perdió, el artista o artesano no hizo su trabajo.

En mi opinión, ocurre lo mismo que con la comunicación: se requiere un emisor (artista), un receptor (público), un mensaje (concepto) y un medio (obra). Si falta alguno de ellos, por ejemplo el receptor, simplemente no hay comunicación. Creo que con el arte ocurre igual: si el concepto resulta incomprensible o no despierta ninguna reacción en el público, no creo que se pueda hablar de arte; de pronto, en el mejor de los casos, de mal arte.

Ah, y pretender que sólo hasta la llegada de Beetoven se expresaron emociones en la música es escandalosamente falso. Otra cosa es que él le diera quirúrgicamente ese énfasis y que haya alcanzado niveles nunca antes vistos, pero por deficinión, la música SIEMPRE ha expresado y despertado emociones.

¡Gracias por enriquecer la discusión! :)