martes, 18 de marzo de 2008

Un vuelo entre furibistas

El domingo me estaba yo sentando en el vuelo Cali – Bogotá de las 8:00 p.m. cuando me sorprendió una conversación en el puesto de adelante. Una señora indignadísima le decía al vecino del otro lado del pasillo algo como:


  • Me parece el colmo que esa señora venga en este vuelo. Yo jamás aceptaría sentarme al lado de ella.

Cuando yo empezaba a especular que la persona en cuestión a) sufría de algún apocalíptico caso de flatulencia crónica o b) que era desmesuradamente obesa y necesitaba dos asientos para poderse sentar, otra frase me lo aclaró todo. Cuando mi vecina de adelante por fin logró calmarse lo suficiente como para sentarse, su hija de 10 años le preguntó:


  • Mami, ¿y por qué no te sentarías al lado de ella?

  • Pues porque está en contra de nuestro gobierno y alguien así debería irse del país si no está de acuerdo.

Suficiente ilustración. Cuando llegamos a Bogotá a reclamar las maletas corroboré que la persona de la que hablaban era Piedad Córdoba, envuelta como de costumbre en sus telas rojas y acompañada de una agente de policía que hablaba por su radio tan apasionadamente como si estuviera narrando la final de la Copa Libertadores. Lastimosamente la más mundana preocupación por mi maleta (más pequeña que los sarcófagos que muchas señoras consideran equipaje de mano) no me dejó seguir observando las reacciones de la gente, y cuando me volví a fijar ya la senadora, sus maletas y la agente que la acompañaba habían desaparecido.
          Lo que más me sorprendió no fue que ella estuviera en Cali y no por ejemplo en Caracas, sino que no es la primera vez que pasa esto. Reconozco que desde que Piedad Córdoba se muestra tan amiga de Chávez y la acusaron falsamente de tener nacionalidad venezolana me causa cada vez más desconfianza lo que ella hace y dice pero, hasta donde entiendo, está en todo su derecho de hacerlo.
          Precisamente lo que más me causa gracia es que cuando Uribe se emputa porque le dicen fascista y paramilitar, lo primero que dice es que antes agradezcan que en este país todas las corrientes ideológicas tienen garantías para funcionar. Y entonces resulta que el supuesto facho hace lo imposible para no dar papaya para que sean sus incondicionales seguidores los que lo hacen quedar mal (salieron “más papistas que el Papa”). Ahora yo no pretendo que todos estemos de acuerdo con Piedad Córdoba, pero hasta donde me acuerdo la Constitución establece la separación de Estado e Iglesia, y aunque a los furibistas los indigne que no todos traguemos entero la palabra divina de su Mesías, esa separación consagra que la disensión no sea considerada delito.
          Es que vivir en democracia no es aplaudir automáticamente cada acción del líder del gobierno como se esperaba en la Alemania Nazi, sino en respaldar los aciertos y criticar los desaciertos de alguien que, por bien intencionado que lo creamos, es un funcionario público que en su excesiva diligencia es propenso a meter la pata. Comparado con anteriores presidentes, me parece preferible que tengamos un presidente que hay que estarlo atajando para que no la embarre a tener que estarlo empujando para que haga su trabajo. Pero por eso mismo debemos consentir que representantes elegidos democráticamente hagan su trabajo de criticar al presidente, siempre y cuando lo hagan dentro del marco de la legalidad. Si no es Piedad Córdoba o alguien del Partido Liberal o del Polo, ¿entonces quién? ¿José Obdulio?

4 comentarios:

Carmen Posada dijo...

Off the record: (casi le pongo el acento a la e por esta manía de escribirlo todo desde mi español)

Confieso que me produjo escozor este artículo porque lejos de simpatizar con nuestro actual gobierno, tampoco me simpatiza la señora del turbante. Pero entiendo bien hacia dónde conduce. Estamos anquilosados en un gobierno excluyente de ideologías diferentes a la guerra como medio de conseguir la paz (cosa que sale del discursito, no más, porque para el susodicho, paz es algo así como "vos mirame y no me toqués")

Por silogismo deductivo simple, entiendo que si Uribe hace la guerra con el único fin de darle paz al pueblo colombiano, y paz significa en realidad "vos mirame y no me toqués" entonces el susodicho gobernante hace la guerra para darle a colombia un mandato de "mirame y no me toqués". Lo que me lleva a concluir que estamos cagados si seguimos como borregos detrás de la masa.

La libertad de ideología no es precisamente un planteamiento de ultra derecha ni mucho menos de ultra izquierda; el problema es que la libertad de ideología tarde o temprano termina yéndose a algún extremo y de los extremos sólo se puede esperar imposición, intolerancia, represión, manipulación y un desmesurado maquiavelismo.

La utopía radica en el equilibrio.

En fin, yo no más aquí desvariando un poco.

Saludos

El Marqués de Carabás dijo...

Hay mucho poder en juego, y también envidias infundadas (aunque sea extraño su origen). Pero mientras algo o alguien pueda ayudar a encontrar soluciones, es válida tal actuación. Un poco de "el fin justifica los medios" aplicado a las personas.

Anónimo dijo...

De acuerdo con tu entrada. Tampoco debemos "tragar entero". Hay que tener una visión crítica y objetiva ante la vida y, en país de democrasia, no hay que ser tan extremistas como la señora del avión.
A piedad le agradezco, como le agradecen los liberados, que haya sido un motor relevante en la liberacion de los secuestrados, ellos mismos lo aseguran, reitero. Entonces, si hace labor social, porque no reconocerlo? porque canta unas cuantas verdades?

Gracias por compartir tu experiencia que deja ver lo sesgados que somos los colombianos en cuanto "al mecías".

Personalmente, no votaré nuevamente por Uribe, lo elegí por la seguridad pero su holigarquía y el no beneficio a los asalariados y menos favorecidos no me lo permitirán hacerlo de nuevo.

Un abrazo para tí!

Johanna Pérez Vásquez dijo...

Justamente el cuestionamiento con el que comienzas el último párrafo es el que nos hace dudar si seguimos en una democracia, porque si te pasas por los comentarios que dejan las personas en los videos de Jaime Garzón (q.e.p.d.) colgados en YouTube pareciera que vivimos en una Cuba grande y próspera, con un dictador magnánimo, pues quien se atreve a criticar al presidente es atacado sin piedad por cuanto furibista lee su comentario, con la actitud propia de un seguidor de multinivel con el cerebro bien lavado. Así que mejor opinemos, pero calladitos, no sea que los colombianos de bien nos denuncien en su cacería de brujas.