jueves, 12 de enero de 2006

Mi despelote zodiacal para 2006

Soy lo suficientemente Piscis como para apreciar más allá de lo razonable cualquier justificación externa a mí para evitar hacerme responsable de mi propio destino. Pero también soy lo suficientemente Virgo como para no dejar que la euforia me lleve, por lo cual reinterpreto estos arcanos como información adicional que apoya mi proceso de toma de decisiones. Tenaz, ¿no?
          Bienvenidos a mi despelote astral, con el patrocinio del Tarot de Trayas que aparece en la Gaceta dominical de El País. Los comentarios sarcásticos entre paréntesis no son del autor sino míos.



PISCIS

La vida humana y la vida en general son procesos de cambio permanente, pues fluyen y se transforman a través del tiempo. Cualquier pretensión de permanencia, cualquier intento de detener el paso del tiempo o conservar para siempre cualquier cosa o circunstancia, está llamado a fracasar y no es inteligente.
          Deberá usted, desde ya, prepararse para el cambio, para aceptar que se están cerrando ciclos y que se van a abrir otros.
          En la vida familiar, contemplará la partida de seres queridos y la revolución en la naturaleza de antiguas e importantes relaciones. Por mucho que se resista, cederá ante lo evidente y comprometiéndose con las nuevas condiciones.
          En el aspecto laboral, el destino lo pondrá a decidir entre dos corrientes: una lo mantendrá atado a una rutina gastada y poco estimulante, pero conocida. Otra le ofrecerá excitantes novedades si se arriesga y les hace caso a sus pasiones secretas y sueños escondidos de mejores oportunidades (no puedo ocultarlo más: me haré competidor profesional de juegos de estrategia para computador).
          Es bueno que busque los consejos de los amigos y de personas sabias que lo ayuden a enfrentar la indecisión y el temor que lo sacudirán, para decidirse por la renovación. Revise esos planes de vida que no ha desarrollado, esos viejos sueños que se quedaron en el baúl de los recuerdos. En ellos encontrará materia prima abundante para poner nuevos bríos en su corazón y correr nuevos riesgos; para dejar de excusarse en los demás y en los problemas externos al negarse a ir más allá de sus fronteras cotidianas.
          Su sexualidad también le exigirá cambios (sí, tener vida sexual sería un cambio espectacular), pues le recordará que se ha hecho el loco con asuntos que competen directamente a la satisfacción de sus necesidades corporales e íntimas. El amor le demandará también otras actitudes y aventuras, más compromiso y menos palabrería (¿Como así? Eso me obliga a replantear toda mi estrategia de conquista. ¿No pues que a las mujeres se las enamora es por los oídos?), más libertad y menos prevención.
          El viaje que siempre ha postergado por temor (sí, ese temido viaje a la sede de la DIAN), la inversión que nunca se ha decidido a hacer, el conocimiento que no la logrado adquirir (¿la habilidad de no gastar más de lo que gano?) se pondrán de nuevo sobre la mesa y, esta vez, no podrá seguir jugando a postergar o a la supuesta indiferencia. Para ayudarlo de una manera drástica, el destino lo obligará a ponerse al frente de unos asuntos familiares que no se siente capaz de comandar.
          También lo forzará a resolver viejos problemas económicos que le causan aprensión y pereza. Gracias a ello, descubrirá que cuenta con más habilidades de las que cree y que no está impedido, pues puede obtener estímulos gratos en tareas que consideraba superficiales o impuras (¿Ventas? ¿Servicio al cliente? ¿Soporte técnico a usuario final? ¿Qué podrá ser peor que eso? Muero por saber qué linda sorpresa me depara el destino).
          Su entorno cotidiano nunca volverá a ser el mismo. Y como no le será posible vivir de los recuerdos, tendrá que meterse de lleno en la construcción de un nuevo futuro, en el cual usted esté más a cargo de sí mismo, no se lo lleve la corriente y esté en el centro de sus cosas. Todo lo que pueda ayudarlo a combatir la inercia, la pereza y la indecisión, deberá hacer parte de sus actividades diarias.
          El 2006 será el año para liberarse de sus inseguridades y limitaciones (¿inseguro quién, yo?). En la medida en que sea capaz de enfrentar la aventura de la vida y las exigencias del tiempo, saldrá renovado y con la grata sensación de haberse puesto a tono con su naturaleza para triunfar donde lo creía imposible. Eso le dará fuerzas para imponerse retos que, en 2007, darán mucho de qué hablar, pues lo dejarán en una posición de mayor poder y libertad en la construcción de su destino.



VIRGO

El destino lo invitará a ampliar sus fronteras y propósitos personales durante 2006, para salir más allá de su territorio habitual, ese que cuida con tanto celo y al que tanto miedo le cuesta abandonar. Y lo hará a través de invitaciones a trabajar en cosas estimulantes y retadoras. Como aceptarlas implicaría comprometerse más y romper rutinas que le ofrecen protección y bienestar, usted deberá pensarlo bien y hacer frente a los temores que le impiden arriesgarse y perder seguridad.
          Con 2006 vendrá el propósito de sacarlo a usted de sus escondites cotidianos, esas rutinas que usa como defensa para no meterse en caminos de la vida que, en secreto, considera atractivos pero a los cuales el miedo le impide transitar. Por eso, las cartas le recomiendan prepararse emocionalmente para esos retos y no renunciar a los que será benéfico si lo acoge.
          Haga uso de todo aquello que le ayude a trabajar el temor, a correr riesgos sin entrar en pánico, a descubrir con tranquilidad los tesoros que el mundo tiene para brindarle más allá de las cuatro paredes donde suele encerrarse. Sus amigos y allegado, sus amores y colegas lo respaldarán y hasta presionarán para que se atreva (bueno, pero sin montarla, ¿no?).
          Por supuesto, a menudo tendrá deseos de poner mala cara y de irritarse como respuesta a la presión. Pero poco a poco, se dará cuenta de que lo que le piden no es descabellado ni peligroso, pues a los suyos les interesa que su vida tenga colores más vivos y su bolsillo tenga oportunidades mejores de llenarse y proporcionarle bienestar.
          Cuide colon, huesos y músculos. El temor y la resistencia a moverse y a soltar podrían afectar esas partes de su cuerpo (lo que me faltaba: que ahora al cuerpo le dé por somatizar presa por presa). El ejercicio y una alimentación que le ayuden a liberar tensión serán recomendables y bienvenidos.
          El romance, si aún no ha tocado a su corazón (todavía sigue abierta la convocatoria, hojas de vida con foto de cuerpo entero por favor), podría sorprenderlo y también ser un serio motivo de cambio. En todo caso, su libido aumentará su expresión y lo forzará a entrar en intimidad de un modo nuevo y diferente, para explorar nuevas opciones de disfrutar de su cuerpo en compañía de otro ser. Eso le permitirá exhibir aspectos de su vida interior que no suele compartir con nadie.
          Tendrá encuentros emotivos con gente de su pasado, tanto familiar como afectivo, con la cual tiene cuentas pendientes que no ha podido ni querido resolver. Esos rituales serán oportunidad para perdonar y ser perdonado, para comprender dolores del pasado y dejarlos atrás. Se enterará de secretos de su infancia que están en la raíz de actitudes y problemas que aún lo acompañan. Así sanará viejas heridas y podrá reconciliarse con aspectos de su historia que estaban vedados o llenos de sombras.
          El 2006 servirá para cambiar su particular modo de echar raíces, abrir su intimidad a más gente y compartir sus espacios cotidianos con menos prevención. Y para desarrollar aspectos creativos con los cuales nació y no ha puesto en práctica.
          Su año quedará inscrito en su historia personal como aquel que lo hizo más abierto y receptivo, lo reconcilió con su pasado familiar y lo conectó con gente e intereses nuevos y estimulantes. El trabajo se verá enriquecido como resultado de sus aventuras durante el año.
          Gracias a los buenos resultados que sus actividades laborales le dejarán, querrá invertir su dinero en cosas que antes consideraba inalcanzables o suntuarias, en placeres y aficiones que darán más brillo a sus quehaceres cotidianos. Y también en intereses puramente románticos, en asuntos que competen directamente a la satisfacción de las necesidades más sensuales de su cuerpo y de su corazón.

martes, 10 de enero de 2006

¿Qué tanto me quiere Google?


Encerrado desde el martes pasado y víctima de una apocalíptica gripa de año nuevo, ahora sólo espero que tanto tomar agua calentada en microondas no me produzca además una catastrófica mutación. Esto es un avance si se tiene en cuenta que hasta el jueves pasado estaba delirando y la eventualidad de que se me acabara la provisión de pañuelos desechables era para mí el peor escenario posible.
          El caso es que tanto delirio producto de la fiebre me hizo preguntar qué pasaría si llegaba a ser vencido por la enfermedad. ¿Alguien me recordaría? ¿Quedaría alguna evidencia de mi existencia o me convertiría en un mito urbano como los vampiros o los supuestos nexos paramilitares de Uribe? Pues en un mundo donde lo que no se pueda encontrar en Google es porque no existe, decidí buscar allí mi propio nombre para conocer su veredicto.
          Con un sudor frío recorriendo mi frente, me sobrepuse a mis temores existenciales y encaré valientemente la terrible realidad a la que podría conducirme la pregunta "¿quién es Andrés Meza?". Para mi gran alivio, en la cuarta posición en la lista de resultados de la búsqueda aparecía una referencia directa a un texto que escribí en EL CLAVO. Las tres primeras referencias trataban sobre un poeta costarricense ya fallecido (uno menos en la competencia por el primer lugar) y sobre un profesor chileno doctorado en física. Nada mal si se tiene en cuenta que sólo alguien como Andrés Jaramillo-Botero puede darse el lujo de aparecer de primero en una búsqueda por su nombre, y que cuatro de las cinco primeras referencias hablen de él.
          Creo que opacar al poeta no es imposible porque, a menos que haya dejado una fundación que difunda su legado, es poco probable que siga generando referencias que lo mantengan en el primer lugar en los afectos de Google.
          Sin embargo, con el profesor chileno la cosa es más complicada porque tiene la manía de participar con frecuencia en eventos de divulgación científica y la desobligante costumbre de estar publicando artículos y opiniones sobre temas académicos y científicos. ¿Es que ese tipo no hace algo distinto a trabajar? ¿Es que no tiene familia ni amigos o qué? Habrá que tentarlo con algún absorbente juego de estrategia como Civilization IV a ver si así le baja el ritmo a su producción. Pensándolo bien, no es mala idea juntarlo en un torneo en línea con Vladimir para hacerle el daño.
          Esto significa que en la medida en que yo siga generando referencias en EL CLAVO, y que éste a su vez sea cada vez más referenciado, la carrera por el primer lugar en la 'lista de instanciación' estaría entre el chileno y yo. Lo anterior también implica que el mejicano que se me adelantó a abrir a su nombre 'andresmeza@hotmail.com' puede quedarse con su mugrosa cuenta porque para Google (y por transitividad, para el mundo) seré yo quien esté primero. Y en la medida en que lo consideremos nuestro oráculo definidor de lo que es real o no, caerle bien a Google es más importante de lo que parece.

domingo, 1 de enero de 2006

Sobre E=mc2, biografía de la ecuación más famosa de Einstein


La biografía de esta ecuación nos presenta un joven llamado Albert que, como buen estudiante vago, prefería 'capar clase' tertuliando en un café y analizando por su cuenta las ecuaciones de Maxwell, antes que aceptar ciegamente los dogmas científicos que sus profesores querían imponerle. Y aunque no era un matemático particularmente brillante, sí era competente como para expresar matemáticamente las conclusiones a las que lo llevó su manía de hacer las preguntas incómodas que sus colegas evitaban.
          Gracias a la famosa ecuación de este inconforme es que tenemos una idea mucho más precisa de cómo afecta nuestras vidas la relación, hasta entonces inédita, entre materia y energía, o el enorme poder que es capaz de desviar la luz y aterrar a las víctimas del Proyecto Manhattan.
          David Bodanis, catedrático de Oxford ya conocido por otras obras de divulgación científica como Los secretos de una casa, nos trae en este libro no sólo la emocionante historia de cómo la comprensión del mundo que trajo esta ecuación cambió el rumbo de la Segunda Guerra Mundial. Además, narra la conmovedora epopeya de científicos (y un sorprendente número de científicas) que desafiaron al establecimiento con tal de seguir su propia interpretación del mundo.
          Un refrescante recordatorio de que la historia de la ciencia la siguen escribiendo los románticos y no sólo los buenos estudiantes. Adicionalmente, hubo dos aspectos que me llamaron más la atención en el plano personal: la comprensión que logré sobre el profundo significado de la ecuación y la contextualización de la enorme hazaña intelectual que supuso la formulación de la ecuación.
          Efectivamente, la muy básica formación en Cálculo y Física de la que fui víctima en el colegio y la universidad, no hubiera sorprendido demasiado a Newton y hubiera aburrido a Planck y Maxwell, ya que está basada totalmente en sus trabajos. Esto significa que la revolución que representa la Teoría de la Relatividad (o de los Invariantes, como prefería llamarla Einstein) es como si nunca hubiera ocurrido para los que no estudiamos Física pura. Las profundas repercusiones que tuvo en la comprensión del universo afectaron no sólo a la Física y la Astronomía sino que, de manera similar a como descifrar el ADN y el genoma humano cambiaron para siempre la Biología y la Medicina, sus efectos estremecieron la filosofía, la religión y la política en una forma que nos afecta a todos los seres humanos que de vez en cuando nos preguntemos quiénes somos y para dónde vamos.
          Afortunadamente de cuándo en cuándo un Carl Sagan o un David Bodanis nos recuerdan que los hallazgos de la ciencia hacen parte del bagaje cultural de toda la humanidad tanto como el arte o la filosofía. La importancia de la obra de Einstein es tan grande que, haciendo un símil casero, es como si antes de él los científicos sólo comprendieran los programas del computador del Universo, mientras que después de semejante 'hackeada' ya pudieran entender cómo el sistema operativo permite que esos programas funcionen e interactúen entre sí. Parafraseando al propio protagonista, es como si el dueño de la finca ?El Paraíso? hubiera dejado una biblioteca con los planos y las escrituras en un idioma incomprensible, y ahora nosotros que seríamos como los hijos del mayordomo de la finca, estuviéramos asomándonos a esos libros tratando de descifrarlos, con la ventaja de que Albert ya entendió buena parte del plano eléctrico e hidráulico de la casa principal.
          Por otra parte, durante mucho tiempo me llamó la atención que alguien que no era un matemático brillante fuera considerado el mayor genio después de Newton en un campo donde las matemáticas son como el abecedario. Con este libro confirmé que en la ciencia como en los negocios, son más importantes la imaginación, la curiosidad y la intuición que la habilidad para llevar las cuentas. De la misma forma como un hábil negociante puede aprovechar oportunidades de negocio sin necesidad de trabajar los números (porque hay contadores que se encargan de eso) sino entendiendo lo que los números significan, Einstein se apoyo en matemáticos más hábiles que él para pulir la formulación de su Teoría.
          Asombrosamente para mí, Einstein no partió de resultados experimentales para formular una hipótesis que fuera corroborada o refutada como reza el método científico usado hasta por el mismísimo Maxwell, quien se basó en la evidencia obtenida en el laboratorio por Faraday para formular sus célebres ecuaciones que entrelazan electricidad y magnetismo. Por el contrario, Albert intuyó un vacío en los trabajos de sus ilustres predecesores, trabajó una idea completamente original y después elaboró una formulación matemática que "cuadraba": que la velocidad de la luz es constante y es el factor de conversión que transforma materia en energía. Einstein saltó al vacío donde todos antes que él se acobardaron sin evidencia que lo respaldara, puesto que ésta llegó muchos años después: un eclipse de sol donde se comprobó una desviación de la luz debido a la influencia de la masa sobre la energía (tal y como la Teoría había predicho que ocurriría), o el descubrimiento de Helio en el sol porque su ecuación implicaba que iban a encontrar un elemento con sus características. Y si el sol puede transmutar materia para producir energía, ¿por qué no nosotros? De ahí que los ingenieros responsables de bombas atómicas y reactores nucleares supieran qué debían buscar: la ecuación lo había predicho.
          Bastante sustancioso para 245 páginas, ¿no?