Luis Guillermo Giraldo Hurtado y otros que son cabeza del movimiento promotor del referendo para la reelección presidencial están siendo buscados por la Fiscalía por fraude procesal. Deben comparecer para responder por esta acusación el 16 de febrero.
Lo tenaz es que un fiscal especializado en delitos de tipo económico estuvo investigando durante cuatro meses las cuentas del movimiento que estuvo recogiendo firmas para que se hiciera un referendo, y encontró que había suficientes inconsistencias acerca de dónde salió la plata y cómo se manejó esta recolección de firmas.
Obviamente esto no quiere decir que el presidente esté involucrado en estos manejos “indelicados”. Pero sí deja mucho qué desear de los personajes que lo rodean y que quieren, vaya uno a saber con qué intereses, que Uribe se mantenga en el poder por cuatro años adicionales a los ocho consecutivos que ya lleva en el Palacio de Nariño. Esto es especialmente grave porque el principal acusado no es cualquier aparecido con quien Uribe pueda alegar no tener relación, sino del que fuera secretario general (tuvo que renunciar el pasado 10 de diciembre de 2008 por este escándalo) del Partido de la U, el principal partido de la coalición de gobierno.
Este escándalo, sumado a la renuncia de la senadora Gina Parody, me refuerza la impresión de que el entusiasmo que despierta Uribe entre los electores fue aprovechado por personajes de todas las calañas para llegar al poder de la mano del uribismo. ¿Será que por fin la gente se va a dar cuenta de que Uribe y esa cosa abstracta que esconde toda clase de pecados llamada uribismo son dos cosas distintas?
lunes, 9 de febrero de 2009
Promotores del referendo para la reelección de Uribe buscados por fraude procesal
sábado, 7 de febrero de 2009
¿Disciplina? ¿Qué es eso?
Yo sé cómo debe sentirse Sylar al destapar el cráneo de algún colega mutante, ya que de vez en cuando me asaltan epifanías donde entiendo todo con una claridad pasmosa. La última vez fui plenamente consciente de que mi mayor problema es la falta de disciplina, aunque la epifanía no me alcanzó para entender también si en mi caso se trata de un defecto de carácter o el síntoma de algo más profundo. Yo creo que es más lo segundo que lo primero, pero obviamente estoy especulando.
¿Y qué si es un síntoma de otra cosa y no una dolencia en sí misma? Pues que me toca seguir escarbando para saber cuál de mis demonios es el que me tiene en la mala y pues… prefiero evitar la fatiga como Jaimito el Cartero. Así que a falta de mayor evidencia y siguiendo el ejemplo del borracho del chiste, buscaré las llaves perdidas donde hay luz y no en todos los sitios donde se me pudieron haber perdido.
¡Ya sé! Puedo justificarme usando lo que aprendí del Dr. House: si hay dos posibles diagnósticos y no se tiene ni puta idea de cuál de los dos es, se aplica el tratamiento para uno. Si los síntomas desaparecen, entonces sí era el primer diagnóstico, y si no… pues no se sabe si es el segundo, pero al menos ya es mucho menos probable que sea el primero.
Entonces la idea es emular a Sheldon Cooper y diseñar una elaborada estrategia para atacar la falta de disciplina como un defecto de carácter a ver si desaparece. Si no lo hace, entonces habrá que iniciar un largo y costoso proceso con una psiquiatra cínica y mordaz como la de Charlie Harper, a ver si le pega al perrito. La vaina es que para salir bien librado de un proceso de esos se necesita disciplina, que es precisamente lo que no tengo…
¡Mierda! Releyendo lo que acabo de escribir, me doy cuenta de dos cosas: que posiblemente mi falta de disciplina se deba a mi nunca bien ponderado talento para evadirme (ojalá me pagaran por ser como Calvin) y a que veo demasiada televisión.
Me voy a meditar a ver si me llega otra epifanía.