jueves, 25 de enero de 2007

Los abdominales de Wade

El que es gordo parejo puede tramar a las viejas con el cuentico de que es un "gordito sabrosón ", pero los que hemos sido alguna vez flacos con barriga hemos sufrido el estigma de ofrecer un espectáculo tan horroroso como la cola para hacer reclamos en las Empresas Municipales. Lo peor de todo es que si usted no se pone las pilas, la barriga puede acabar convirtiéndosele en llanta, que en un flaco equivale a verse como Wade, el pato cobarde de la Granja de Orson.
          Por eso cuando tratan de darle ánimos con un "así estás bien, sólo te toca bajar la barriga" están pintando un reto más difícil que para nuestro proactivo Presidente pasar un mes sin una escandalosa metida de pata. La razón es que intentar bajar sólo barriga (sin cirugía o ayudas químicas) es prácticamente imposible: la grasita se reparte casi por igual por todo el cuerpo y eliminarla implica hacerlo proporcionalmente, no localizadamente. Claro que si hemos de creer a la televisión y al correo basura, la única misión de la ciencia y la ingeniería en los últimos 30 años ha sido desarrollar la máquina/tratamiento que sí va a bajar la barriga mágicamente sin dietas ni ejercicios. Tal vez algunos sí funcionen, pero lo que me ofende de ellos es que el sistema nos está metiendo por los ojos la solución a un problema que en primer lugar no tendríamos si no estuviéramos enchufados al sistema.
          Armado de más entusiasmo que Jorge Barón, usted empieza una rutina de ejercicios para bajar la barriga y, por qué no, lucir algún día el abdomen de chocolatina de cualquier niche estándar de ciclovía (los afrodescendientes tienen los abdominales marcados como desde los cuatro años de edad). Pero, oh sorpresa: la barriga no sólo no baja mucho que digamos, sino que el gordo con peligro de volverse llanta se pone más duro que nunca. Entonces ocurre lo que yo llamo


La Paradoja de Wade : usted tiene unos abdominales más sólidos que los de Brad Pitt, pero el flotador alrededor de su cintura impide que se vea algo diferente a un templado y brillante "gordominal".


El efecto más común es que cuando uno le jure a la novia que sí tiene abdominales pero que no se ven, lo mire compasivamente como si hubiera contado que vio a un personaje fantástico como el Ratón Pérez o un concejal que no robe.
          Listo, ahora supongamos que usted practicó juicioso un deporte como el cliclismo o la natación durante varios meses: la grasa se fue y ya no hay tal barriga. De acuerdo con mi experiencia, en ese momento usted está tan flaco que la gente empieza a especular sobre sus problemas de plata o que se pasó a alguna horrible secta vegetariana. Los abdominales por fin empiezan a asomar, pero no hay a quién mostrárselos porque las únicas mujeres que se le acercan son su mamá y su abuelita tratando embutirle comida, o si está muy de buenas, representantes de UNICEF que lo encuentran perfecto para ilustrar su próxima campaña contra las hambrunas y el desplazamiento forzado.
          Entonces vuelve la lucha, pero en sentido contrario: hay que bajarle a la bicicleta o la natación para alternarlo con pesas que ayuden a subir de peso, pero no con grasa sino con masa muscular.
          Alguna vez le escribí a Pequeña Padawan que si hay algún rasgo físico que ayude a subir puntos con las mujeres y que se pueda desarrollar con ejercicio (eso excluye la estatura, los ojos, las manos, la voz, etc.) éstos serían glúteos firmes y abdominales bien marcados. Si hubiera sabido eso a los 15 años, no estaría en esta montaña rusa a estas alturas del partido sino disfrutando del único rasgo que podría compartir con Brad Pitt: si no tengo la pinta de Brad Pitt, ni posiblemente llegue a tener la plata de Brad Pitt, al menos sí puedo trabajar para tener los abdominales de Brad Pitt. Cuando lo logre, estoy seguro de que Wade estará orgulloso de mí.