
Silvia propone en su bitácora que "si conseguir novio es difícil, es más complicado conseguir un amante, se requiere de un perfil más alto, de una incondicionalidad mayor que la de un novio y de una permanente picardía suprema a la de una relación de pareja". Me declaro vehementemente en desacuerdo.
Primero que todo, pienso que la condición de amante no implica necesariamente sexo. Para mí, buscamos una amante para satisfacer algún tipo de pasión, que no necesariamente debe ser física (como bailar o jugar tenis) sino que también puede ser intelectual (como jugar Monopolio, hablar de mitología, de historia, de cine o de las implicaciones antropológicas del último capítulo de los Simpson). Una buena amante, independientemente del sexo, es alguien con quien es rico compartir el tiempo, que se las ingenie para que en cada encuentro uno desee no estar en otro lugar distinto que allí con ella. Una buena amante es alguien que se ría con uno y (muchisisisisímo más importante) que se ría con los chistes bobos de uno. Claro, para quienes pensaban que para ser amante bastaba con tirar rico y ya, de pronto sí coincido con Silvia en pintar un perfil muy alto.
Sin embargo, estoy en desacuerdo porque creo que de una buena novia se debería esperar un perfil todavía más alto que el de amante, no al revés.
En primer lugar, una amante sólo está con uno en los buenos momentos (obvio, se trata de pasarla RICO), y lógicamente se pierde si uno está en la mala, por lo que no es para nada incondicional sino al revés. Por el contrario, de una novia esperaría que sea lo suficientemente fuerte como para sostenerme cuando esté triste, para aunque sea llamarme a preguntar cómo estoy cuando me enferme, y lo suficientemente madura para dejar a un lado su orgullo y dejarse ayudar cuando tropiece o dejarse consentir cuando la asalte la melancolía. A una amante no la veo en ese plan.
En segundo lugar, cuando uno está en plan de amante busca encontrarse sólo cuando le resulta cómodo, por lo que no es tan difícil lucir siempre relajado, de buen ánimo, con cosas nuevas para contar o con trucos diferentes para descrestar. En cambio con una novia lo que se busca es compartir tanto tiempo de calidad como sea posible, por lo que creo que es aun más retador no repetirse ni dar papaya a que su pareja se aburra. Con una novia toca negociar los espacios, los tiempos, los recursos y las actividades, por lo que sería bueno tener al lado a alguien lo suficientemente fuerte para no dejarse pisotear, pero lo suficientemente sensata como para conciliar cuando las prioridades o los gustos no coincidan.
En tercer lugar, creo que una buena amante es con la que uno tiene gustos en común. Incluso si se tienen puntos de vista diferentes y lo que se hace con la amante es discutir, lo que les resulta atractivo al uno del otro es justamente que comparten esa pasión por el debate. En cambio con una novia, además de los gustos en común yo lo que encuentro más atractivo son las diferencias. Una buena novia es capaz de aprender de lo que lo apasiona a uno, y además lo hace a uno emocionar con lo que la apasiona a ella.
Por último, pero no por eso menos importante, encontrar a alguien con quien uno pueda tirar rico no tiene precio, llámese novia o amante. El buen sexo no empieza en la cama sino muchísimo antes, y si uno encuentra a alguien con quien pueda jugar por horas y hasta por días (por teléfono, por MSN, en encuentros fugaces de pasillo) antes de repasar el Kamasutra, pues yo creo que vale la pena tener una amante.
Yo creo que una buena candidata a novia debe también calificar como amante. Evidentemente si uno está pidiendo tanto, es porque considera que como mínimo puede dar también lo mismo a cambio. Y no creo que esté pidiendo imposibles. Tal vez, simplemente quedé tan malacostumbrado con mi última relación que ya no me transo por menos.