Muchas mujeres dicen que lo que buscan en un hombre es que sea interesante, sensible a sus necesidades, comprensivo, divertido... y un larguisísimo etcétera. En teoría, esto es más importante que otras consideraciones materiales como, por ejemplo, el aspecto físico (de ahí que "verbo mata carita") o el poder adquisitivo del individuo en cuestión. Sin embargo, entre más mujeres conozco más confundido me siento sobre si creer lo que dicen que quieren o si por el contrario deba guiarme por la evidencia de sus reacciones y elecciones.
Hace varias semanas que andaba sin un peso, una niña que me encantaba me llamó un viernes por la noche a proponerme que hiciéramos algo porque no quería quedarse encerrada en la casa. Como no tenía ni para comerme un perro en la esquina, me tocó sacar el culebrero que hay en mí para intentar zafarme sin que se diera cuenta de que mi problema era de plata, o más exactamente la falta de ella. Fracasé miserablemente y la nena en cuestión dijo que si salía algún plan barato me volvía a llamar. Obviamente seguí jugando Civilization porque mi teléfono no volvió a sonar.
Esto me indica que aunque las mujeres digan que la plata no es lo importante, el vil metal es indispensable para propiciar encuentros. No estoy hablando de encuentros tramadores como ir de fin de semana a Jamaica, ni de almorzar langosta en el restaurante más caro de Buenos Aires o rumbear en la discoteca más exclusiva de Ibiza. Aunque estoy seguro de que estas condiciones que sólo el dinero puede comprar descrestan a la mayoría de las mujeres, no son suficientes para algunas si la compañía no es buena. A lo que me refiero es a que incluso si uno se considera buena compañía, sin plata no puede salir a acampar a una finca por cerca que esté, ni compartir una pizza de $3500 si no se tienen los $3500, o disfrutar un espectáculo gratuito si es de noche porque de algún bolsillo debe salir lo del taxi de regreso.
Es muy posible que todas estas condiciones no sean obstáculo para una salida ocasional (siempre es posible ir a un parque a charlar, ver una película en mi apartamento o algún otro parche que no implique gastar dinero), pero si uno está pensando en una relación no tan fugaz, tiene que hacerse a la idea de que debe invertir. Por eso aunque sigo buscando una novia sensualmente inteligente y divertida, de un tiempo para acá le paro menos bolas a que sea alta, blanca y de larga cabellera negra para darle prioridad a otros aspectos como que su celular sea OLA (para poder llamarla a $30 el minuto) y que viva en el sur para que cada visita no sea para mí una catástrofe financiera por las tarifas nocturnas de taxi.
Uno podría pensar que esto de necesitar plata para concer a alguien nuevo sólo ocurre en una cultura patriarcal donde se supone que la logística de la conquista sea financiada enteramente por nosotros los hombres. Sin embargo, aunque se supone que el machismo es cosa del pasado, el hecho de que la mujer tenga más plata que el mancito de turno no siempre salva la patria. Incluso las mujeres que tienen carro prefieren que su novio también lo tenga para no tener que manejar. Prefieren sacrificar la independencia por la comodidad de tener alguien que las recoja y que las libere de tener que manejar para, por ejemplo, poder maquillarse mientras se desplazan al sitio a donde van.
Esto no significa que sólo las mujeres sean interesadas; los hombres también lo somos. Sino, no nos reiríamos con el chiste de que la mujer perfecta es una rubia ninfómana con casa en la playa y dueña de una distribuidora nacional de cerveza. El dinero por sí solo no hace más interesante a alguien, pero sí ayuda mucho en la logística del romance. Esto es cierto mientras se le está 'cayendo a la hembrita', pero se vuelve más importante luego, cuando hay una relación estable. Por eso después de mi devastadora crisis financiera entiendo el alcance del dicho "carro mata man pinta en bus".
Mi esperanza está cifrada en el tercer dicho: "catre mata todo". Sin embargo, como mi catre no tiene rueditas para andar paseándolo por ahí, creo que tendré que:
- sacar el máximo provecho de "verbo mata carita" y
- acelerar mi recuperación financiera para evitar que por andar en bicicleta la próxima conquista me la gane algún zoquete sólo porque anda en carro.