lunes, 29 de diciembre de 2008

Más criticones y menos lambones

Carmen Posada hace una muy interesante reflexión sobre los aspectos negativos de los criticones profesionales en “Crítica al criticón”, pero creo que quedaron varias cosas por decir.
          Es cierto que es muy jarto el criticón tipo Antonio Caballero a quien todo le parece malo, nada le gusta y parece que una nubecita negra lo siguiera permanentemente para lloverle sobre la calva. Pero me parece mucho peor el conformista o el lambón que todo lo ve rosado y con cariñositos saltando y arrojando pétalos de rosa por las calles, al estilo de José Obdulio Gaviria a quien todo lo que hace Uribe le parece MA-RA-VI-LLO-SO. La razón es que la situación del país no es la mejor y me parece preferible que esté alguien allí haciendo ver los puntos negros (de pronto así alguien los corrige) que haciéndose el loco o tapando los huecos con flores (si todo está tan bien, ¿para qué cambiar?).

Los roles en la sociedad

Pero hay quienes sostienen como Carmen que los criticones deberían más bien hacer algo constructivo y “denunciar formalmente” ante las autoridades o proponer opciones. Sin embargo esa no es la labor del ciudadano de a pie. Es decir, chévere si lo hace, sería lo ideal, pero no es la función que se espera que cumpla. Para eso están otros como los periodistas, que se nutren de lo que dice y opina la gente del común en la calle o en sus blogs para identificar una historia, confrontar a sus protagonistas y hacerles seguimiento a sus actuaciones con muchas mejores herramientas y criterio que el ciudadano del común (se supone). Recordemos que más de una vez han sido los escándalos que destapa la prensa los que estimulan las investigaciones de los organismos que se supone ya deberían estar haciendo ese trabajo como la Fiscalía, la DIJIN o el DAS. Y sin embargo, no falta el que dice que los periodistas no deberían meterse en eso porque entorpecen las investigaciones de los profesionales, quienes a su vez tienen mejores herramientas y criterio para identificar y procesar el material probatorio que un periodista (se supone).
          Por otra parte, que un funcionario público o privado cometa un delito denunciable ante las autoridades no es la única razón para quejarse. Cuando un funcionario hace algo por lo cual sus representados le perdemos la confianza tenemos todo el derecho a quejarnos y a presionar para que sea cambiado por otro más idóneo. Como pasa cada año con el técnico de la Selección de Fútbol de mayores, como pasó con el Gobernador de New York o como debió pasar con Ernesto Samper por cuenta del proceso 8000. Si la gente no se queja, ¿cómo van a saber los políticos qué decisiones quieren sus representados que se tomen? Un ejemplo perfecto es el de los representantes en la Comisión Primera de la Cámara Miriam Paredes de Putumayo y Orlando Guerra de Nariño, quienes no votaron la Reelección de Uribe ante la presión de los ciudadanos de sus departamentos que están putos por la forma como el Presidente manejó la crisis de las pirámides.
          De otro lado, es importante que la gente se queje de lo que piensa está mal como una forma de contrarrestar la propaganda oficial. Si yo no escucho a la gente quejarse del mal gobierno, pues entonces yo tiendo a creer que estoy mal si soy el único que opina de esa forma, más aun cuando el mal gobernante invierte grandes sumas de dinero en promover su buena imagen en lugar de hacerlo en el bienestar de sus gobernados, o por lo menos en cumplir lo que prometió para salir elegido. Entre más gente esté hablando de un problema o de un escándalo, más difícil es que lo tapen quienes tienen interés en mantener la situación igual y es más probable que se hagan cambios para que el problema se resuelva. Ese es el gran aporte del criticón.

Críticos o criticones

Obviamente yo prefiero que haya observadores críticos que criticones. La diferencia radica en que un crítico elogia lo bueno que ve y denuncia lo malo y lo feo que encuentra, con argumentos que sustenten su posición y enriquezcan el criterio de sus conciudadanos para formarse su propia opinión; al criticón todo le parece malo y porque sí. Pero así como no todos los habitantes del país estamos llamados a ser políticos, periodistas, o tan siquiera ciudadanos que realmente practican el ejercicio de la democracia participativa, tampoco podemos pedir que todos los criticones sean críticos.
          Si en serio consideramos importante que hayan más políticos honestos, periodistas comprometidos con la verdad, ciudadanos empoderados con las herramientas de la democracia y observadores críticos de la sociedad, lo mínimo que deberíamos hacer es desempeñar lo mejor posible el rol que escojamos cumplir en la sociedad. Y para ser lo más consistente posible con las palabras de Gandhi (“debes ser el cambio que quieres ver en el mundo”), he sido lo mejor observador crítico que he podido, esperando que los demás desde los roles que han escogido hagan lo suyo para que esto se componga.
          En todo caso, si tuviera que elegir entre criticón y el zombi que no dice nada por temor al qué dirán, me quedo con el criticón. ¿Y usted?

miércoles, 24 de diciembre de 2008

Cómo ha cambiado diciembre

Diciembre es de esas épocas del año en las que todo se magnifica. Pero este año, además ha traído cosas que me tomaron por sorpresa.
          Por ejemplo, es usual que en diciembre las impulsadoras se multipliquen, pero esta vez hasta trajeron refuerzos. A ver me explico: siempre me han causado profundo desasosiego las impulsadoras que lo abordan a uno en los supermercados, por lo cual trato de ubicar visualmente desde el pasillo lo que necesito para después llegar velozmente hasta la góndola, agarrar el  producto sin hacer contacto visual y salir rapidito hacia el pasillo del otro lado antes de que tengan oportunidad de decirme algo. Con el tiempo he logrado desarrollar una habilidad de “entrada, extracción y salida” con tal precisión quirúrgica que hasta envidiarían los rescatistas de la Operación Jaque... pero en diciembre no es suficiente.
          El sábado estaba tranquilamente haciendo cola para pagar en un supermercado, creyéndome ya a salvo de las impulsadoras que había logrado esquivar cual comando israelí, cuando un “Jo, jo, jo, joooo” gritado casi en mi oído por poco me hace dar un ataque. Lo que yo había creído un maniquí, resultó ser un tipo disfrazado de papá Noel, que me pareció todavía más siniestro que los payasos de porcelana o los tipos que se disfrazan de Barney en las fiestas infantiles.
          Las sorpresas siguieron a la salida del supermercado: la verdad no me esperaba tanta gente comprando después de los oscuros pronósticos de CNN y Fenalco. Pero después de la caída de Wall Street y el desplome de las pirámides la mayoría de la gente siguió comprando como si nada, para gran alivio de los atracadores que estaban temiendo que les iba a tocar trabajar como a todos los demás para poder subsistir.
          Caminando por el barrio, encontré fachadas tan recargadas de adornos luminosos que preferí caminar por la calle y no por el andén por miedo a que me cayera encima un reno gigante de fibra óptica. Además yo sospecho que Emcali no genera tanta potencia como para mantener iluminados los zoológicos enteros que vi encima de algunas casas y sus respectivos antejardines… ¿quién quita que estén usando una planta propia y que esa vaina explote si por accidente le cae encima un chorro de aceite destinado a la fritanga?
          Llegando a mi casa, esperaba encontrar el habitual bullicio de música de carrilera, salsa y reggaetón mezclado con villancicos, pero me topé con la sorpresa de un potente equipo de sonido amplificando a grito herido ese tristísimo villancico que dice “Mamá, dónde están los juguetes”, conducta que debería estar tipificada en el código penal como no excarcelable. Hay villancicos para todos los gustos muy bonitos, alegres, enternecedores, etc. pero ¿a quién demonios se le ocurre poner a todo volumen semejante invitación al suicidio?
          Pero bueno, también hubo sorpresas chéveres. Me gané el concurso de aguinaldo de La Mariposa en una reñida competencia donde debo agradecerle a una enorme chiripa haber salido elegido. Además mi mamá me regaló una camisa (la sorpresa está en que me encantó aunque la compró a gusto de ella) y me las arreglé para que el Darth Zokete me hiciera el favor de traer de Buenos Aires el último libro de Macanudo de Liniers.
          Aunque la mejor sorpresa fue que tanta gente querida haya venido a pasar navidad acá, especialmente mi hermana que se pegó tremendo viaje desde Sao Paulo. Que la gente todavía haga esos esfuerzos son la mejor sorpresa de esta época, pero tengo que reconocer que al ingenio de mi primo para los regalos no le gana nadie.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

¿En qué se parecen Pablo Ardila y Juan Carlos Abadía?

Por cuenta del artículo “¿Juan Carlos Abadía mejor gobernador del país? ¡La chimba!” me escribió un lector inconforme, cuyo mensaje adjunto al final de esta entrada.


Saludos Sr.Pava.

En primer lugar agradezco la forma tan respetuosa y en la que usted plantea su posición y que se haya tomado el tiempo para expresarla en lugar de simplemente quedarse en el comentario de pasillo. En la misma forma, le agradecería reflexionara sobre lo que tengo qué decir acerca de sus palabras.
          Yo soy el autor de "La cantera de palabras" y nada tengo qué ver con el email cadena al que hace referencia. Simplemente me identifiqué con el espíritu del grupo de facebook “Mamado de Abadía” y publiqué ahí el enlace a mi artículo que me pareció pertinente. Hasta ahí llega mi relación con el grupo y con su creador (a quien no conozco).
          Por otro lado, lo que publiqué en el artículo de mi blog es solamente lo que se ha hecho público en diferentes medios, por fuentes dignas de crédito y no únicamente rumores. Por mi parte he hablado con varias personas (no una ni dos, sino más de 10) que han sido testigos de los malos manejos en contrataciones del actual gobernador, pero en la medida en que no tengo pruebas y sólo cuento con su testimonio, sería irresponsable hacerlos públicos, incluso en un simple artículo de opinión. Pero que sirven como indicio para reforzar las percepciones causadas por actuaciones públicas del gobernador, sirven. Es más, si usted quiere, llame al despacho del gobernador, y se dará cuenta de quién atiende los asuntos de contratación. Me cuenta si es Juan Carlos Abadía. Llame y compruébelo por usted mismo.
          Por esta razón me parece importante cuestionar la transparencia de este personaje. No es un simple afán de hacerle daño a la imagen del Valle basado únicamente en rumores (que siempre los hay, independientemente de que sean fundados o no), sino en MUCHOS indicios, investigaciones del las autoridades competentes y las mismas actuaciones públicas del funcionario. Daño le haríamos al Valle si permitimos que este sujeto haga y deshaga y después salga todo a la luz y en el resto del país nos señalen como unos indolentes o unos idiotas que nunca hicimos nada a pesar de los fuertes indicios.
          Pero listo, asumamos con su buena fe que el gobernador es transparente en todas sus actuaciones. ¿No le parece por lo menos desacertado el manejo que le dio a la campaña de los juegos nacionales? Hasta ahora no he encontrado ni un solo vallecaucano que no esté indignado por el hecho de que este sujeto haya gastado $1500 millones en una campaña innecesaria. Claro, hay que promover al Valle y debe haber presupuesto para eso, ¿pero $1500 millones? ¿Es que estamos muy bien económicamente? Aunque a mí y a todos con quienes he consultado este solo hecho nos parece escandaloso, ¿no le parece por decir lo menos indelicado que él se haya puesto en primer plano por delante de los medallistas olímpicos?

          Si usted va a promover una región no usa la imagen del funcionario de turno. Y se supone que se trataba de promover al Valle porque la plata salió del presupuesto de la Gobernación del Valle y no del bolsillo de Juan Carlos Abadía o de su papá o de su amigo Juan Carlos Martínez, el oscuro (y no es un chiste racista) senador que lo acompaña desde hace años. Ni siquiera Uribe que es tan hábil en el manejo mediático ha sido tan indelicado. Cuando la Presidencia trata de promover a Colombia, usa el sombrero vueltiao, el logo de Colombia es Pasión, Juan Valdéz, etc. y no la cara del mismo Uribe así lleve ya seis años largos en el poder y la mayoría de los colombianos tengan una imagen favorable de él por encima del 70%.
          ¿Sabe a quién me recuerda el gobernador en esta actuación particular? Al hoy destituido gobernador de Cundinamarca que fue detenido a finales de 2007: Pablo Ardila usó publicidad de su periódico El Espacio para promover su imagen personal. Usted dirá que está en su derecho para usar la plata de su empresa como le parezca mejor. El problema está en que como se suponía que era una campaña del periódico y no una campaña política, pues evadió los topes que exigen el Consejo Nacional Electoral a la publicidad de políticos. Fíjese en las épocas de elecciones, y verá que aunque haya muchos afiches y pasacalles ilegales en las calles, rara vez un candidato pone más de las tres vallas que le permite la ley, porque son más difíciles de justificar. En este caso de la campaña de los juegos nacionales, Abadía logró posicionar SU IMAGEN PERSONAL (no la imagen del Valle porque no había nada en la foto que remitiera al Valle, una bandera, un paisaje, un monumento, ALGO) más allá de los sueños de cualquier político, a nivel nacional y regional camuflado en una campaña institucional, que precisamente por su origen no está regida por los topes a los que deben someterse todos los políticos. ¿A usted eso le parece correcto? ¿Le parece un manejo ético?
          Si es así, le agradecería como vallecaucano que me saque de mi error y sustente en qué contexto lo que hace Abadía no merece, como mínimo, las suspicacias de sus gobernados. Si usted cree que la culpa de la mala imagen del Valle es exclusivamente de los criticones y que sus gobernantes no tienen absolutamente nada qué ver, le agradezco que me lo sustente. Yo creo que la imagen de Cali mejoró un poquito cuando logramos que destituyeran a Apolinar Salcedo, en lugar de quedarnos callados por temor al qué dirán. Pero claro, esa es sólo mi opinión y le agradecería enormemente que me sustentara por qué estoy equivocado.  

Gracias, Andrés Meza-Escallón



La comunicación del lector:

Si este es el email del creador del grupo de facebook "Mamado de Abadía" o el ecritor del blog "la cantera de palabras" este mensaje es para vos....
La verdad me parece absurdo el email cadena ke esta rodando por ahi promocinando el grupo y criticando al actual gobernador de los vallecaucanos.
primero, dice muchas cosas ke estan mal fundamentadas, muchas suposiciones y hay cosas ke se dicen solo como por criticar o ke no vienen al caso.
Me parece ke estas criticando por criticar, alegando solo por llevar la contraria, esas personas ke no estan de acuerdo con nada.... siempre en contra del gobierno, pero no piensan el verdadero daño ke hacen a la comunidad... hay personas ke no procesan lo ke leen y creen todo lo ke ud escriben. Al decir babosadas de alguien ke en verdad no conoces, lo unico ke estas haciendo es perjudicar la imagen de esa persona.
Asi sea una frase cliché, "por eso es ke estamos como estamos", muchas veces los colombianos y sobre todo los caleños nos dedicamos a criticar por criticar, sin pensar positivamente, estoy seguro ke no has hecho el menor esfuerzo por comunicarte con el gobernador y plantearle tus dudas, o por lo menos con algun diputado, o asi sea el personero....
Esos grupos, esos emails cadena, esos blogs y esos comentarios, lo unico ke logran es empeorar la imagen de nuestra region ante todo colombia y ante las otras regiones.
Yo personalmente no tengo nada ke ver con el gobernador, simplemente me molesta ke hablen mal de la region y sobre todo lo hagan de manera publica. Yo tambien lei la noticia en el periodico donde dice ke abadia es de los mejores gobernadores y aunke no este muy seguro ke tan fiable sea esta informacion, me parece excelente ke los vallecaucanos hayan apoyado a su actual gobernante. Lastima ke personas como vos empeoren la imagen ke tiene el valle actualmente.
Pensalo...
suerte.
Han Yu Pava


lunes, 8 de diciembre de 2008

¿Abadía mejor gobernador del país? ¡La chimba!

Cuando Juan Carlos Abadía ganó las elecciones a la Gobernación del Valle yo no estaba en el país. Pero ni siquiera la distancia pudo evitar que en la helada casa de Homestead la noticia me diera escalofríos: los votantes acababan de invitar al zorro al corral supuestamente para cuidar las gallinas. Bueno, hay que darle el beneficio de la duda, me dije, puede que tanto rumor sea exageración. Pero casi un año después, ya no me queda la menor duda: mis coterráneos llevaron a un velocirráptor al corral de las gallinas. Mi profunda desconfianza tiene varias causas:

Los antecedentes

En primer lugar, quienes lo rodean no son precisamente monjitas de clausura. El papá, Carlos Herney Abadía Ocampo fue condenado por el proceso 8000 y además se voló de la cárcel, mientras muchos de sus apadrinados políticos fueron condenados por el escándalo de la para-política. Por otro lado está Juan Carlos Martínez, senador que controla una red de influencias que llega a varios departamentos y a los presupuestos de grandes entidades. Está vinculado a varias investigaciones y varios de sus apadrinados han sido destituidos o investigados por grandes irregularidades en contrataciones. Pero bueno, uno no es responsable por lo que hagan su familia o sus amigos.
          Sin embargo, el propio Juan Carlos Abadía cuando fue presidente del Concejo de Cali, se enfrentó al alcalde Ramiro Tafur (el único alcalde decente que ha tenido Cali en más de 15 años) por un contrato de más de $1.000 millones. El zar anticorrupción acabó respaldando al alcalde, y el contrato defendido con tanto entusiasmo por Abadía quedó congelado por irregularidades investigadas por la Fiscalía, la Procuraduría y la Oficina del Zar Anticorrupción. Aquí ya no podía echarle la culpa a la mala fama del papá.
          Ya en plena carrera electoral por la Gobernación, una granada explotó en una de las sedes de la campaña de Abadía, pero sin causar mayores daños ni saberse de algún grupo terrorista que se adjudicara el atentado. Como raro, ¿no? Incluso para el comandante de la Policía de ese entonces “es una actitud de alguien que quiere causar daño pero que no sea tan grande y que de todos modos genera una noticia”. Abadía le sacó provechó al despliegue mediático con un sentido de la oportunidad tan milimétrico, que a muchos nos dejó la sensación de que fue un auto-atentado para mostrarse como un perseguido por los malos. Eso en la mente de los electores significa que si a uno lo persiguen los malos, entonces debe ser porque uno es de los buenos, ¿no?

En la Gobernación

Ya siendo gobernador del Valle, me llamó mucho la atención cuando abandonó un proyecto educativo y cultural en las antiguas bodegas de la Licorera del Valle. Listo, el proyecto no estaba terminado, pero al parecer prefirió botar a la basura $24.000 millones que invirtió la administración anterior con tal de disponer del presupuesto que faltaba por ejecutar en otras cosas por las cuales sí pudiera llevarse el crédito. Como por ejemplo una oficina para su esposa.
          La otra espinita que había aguantado para sacarme es la amplísima difusión con la que anunció que gracias a él se había llegado a un preacuerdo entre los corteros de caña en huelga y los ingenios. Generosos (y costosísimos) avisos de prensa dieron cuenta de la titánica obra, para ver que el acuerdo sólo se logró un mes después y gracias a la negociación directa entre las partes. Que se felicite él mismo por hacer su trabajo ya es medio enfermo, pero que se gaste la plata del Departamento en anunciar lo que no hizo, ya es pasado.
          Pero la tapa, es la campaña de los Juegos Nacionales que muestra al gobernador en primer plano, en sudadera roja, con los dos medallistas olímpicos del Valle en Eucoles y vallas en varias ciudades del país promocionando que ellos tres están preparados. ¿Qué salgan los medallistas? Maravilloso. ¿Que salgan los funcionarios responsables del deporte en la región y de la organización de los Juegos en segundo plano detrás de los medallistas? Aguanta. Pero que salga Abadía en primer plano no sólo me parece de mal gusto sino un robo al erario público. Si se trataba de promocionar la imagen del departamento debería mostrarse lo que representa al departamento, y no a un funcionario que disfraza de campaña institucional el posicionamiento de su imagen personal sin los topes que exige el Consejo Nacional Electoral a la publicidad de los políticos. Este señor se gastó alrededor de $1.500 millones en una campaña considerada innecesaria y exagerada, más teniendo en cuenta que sólo tres meses antes el Departamento estuvo a punto de no poder participar en los Juegos porque faltaban $3.500 millones.

El colmo del descaro

Pero ya entrado en gastos, parece que su descaro no tiene límites. Mi mamá me dijo que había visto anuncios en prensa que decían que Juan Carlos Abadía era ¡¡¡¡el mejor gobernador del país!!!! No es crea que mi mamá esté mintiendo o se haya confundido, pero necesitaba corroborar semejante atentado contra el sentido común. Me puse a indagar y resulta que Invamer Gallup hizo una encuesta acerca de TRES gobernadores del país, en la cual Abadía sacó un porcentaje de favorabilidad del 68% y los gobernadores de Antioquia y Atlántico sacaron 63%. Como lo señala Diego Martínez Lloreda, “la encuesta de Invamer sólo midió la favorabilidad de tres de los 32 gobernadores que existen en el país. Por lo tanto, salir a proclamar, con base en esos datos, la superioridad de Abadía sobre sus colegas del resto del país, es, además de una falta de respeto con sus pares, una verdadera temeridad”. Ni siquiera Uribe, tan hábil para manipular la presentación de las cifras a su conveniencia, ha sido tan descarado.
          Mi impresión es que Abadía busca desesperadamente proyectar una imagen de dirigente exitoso para opacar las suspicacias que generan su oscura familia y sus padrinos políticos. Como el nuevo rico que trata de llamar la atención con la ropa más cara, los carros más costosos y las rumbas más estrafalarias para que la gente se olvide de que alguna vez fue pobre. Allá él. Pero que nos devuelva a los vallecaucanos la plata que salió de nuestros impuestos y que él está despilfarrando en brillar una olla que desde lejos huele a podrido.