lunes, 6 de noviembre de 2006

¿Mujeres vs. Hombres?

Hace poco tuve la oportunidad de ver la última de Almodóvar: Volver. Aunque como obra de arte me pareció tan buena o mejor que las anteriores (La mala educación, Hable con ella y Todo sobre mi madre), creo que cumplió con su propósito de "película de viernes" porque me dejó pensando todo el fin de semana.
          Lo primero es que me recordó de forma maravillosa todo ese rico universo femenino de lazos de afecto, de rivalidades y rencores. Yo me crié entre mujeres y fui testigo de primera mano de la fuerza de carácter de la que pueden echar mano las mujeres, así como de su asombrosa capacidad para la compasión.
          Lo segundo es que para resaltar aun más la fuerza y belleza de estas mujeres, Almodóvar las contrasta con unos nefastos personajes masculinos cuya única misión en la vida pareciera ser "hacer sufrir a las mujeres que los amaron". Es ya una tendencia en las películas de Almodóvar que los hombres salgan mucho peor librados que las mujeres: así éstas cometan crímenes uno siempre acaba poniéndose de su parte, mientras que los hombres quedan casi como monstruos que, en el mejor de los casos, si no la han embarrado es por falta de oportunidad.
          ¿Será que lo estamos haciendo tan mal que esta visión de Almodóvar es la que comparten cada vez más mujeres? Espero que no. Si algo me devolvió la visión tan sesgada del director es que mis coqueteos con el Lado Oscuro me tenían al borde del precipicio del dogmatismo y estaba yéndome casi hasta el extremo de Almodóvar. Recordé que las mujeres no tienen que comportarse como lo haría un hombre para merecer mi admiración sino que, por el contrario, el mayor favor que pueden hacernos a los hombres es ser fieles a su naturaleza.
          Que mujeres y hombres somos diferentes como personas es una obviedad que a veces se nos olvida cuando nos equiparamos en derechos y obligaciones como ciudadanos y ciudadanas o como consumidores y consumidoras. Y es claro que como personas de distinto género tenemos problemas diferentes y formas propias de enfrentarlos, así como cualidades que pueden ser comunes pero que se dan más fácilmente en las mujeres que en nosotros.
          Por esto es que yo no aspiro a que venga una mujer y me resuelva mis problemas, pues creo que mi mamá me crió lo suficientemente bien como para no depender de ella. Así mismo, yo no me muero de ganas por hacer de papá de una mujer que aspire a que yo le resuelva sus problemas. Para mí es claro que cada uno debe responsabilizarse de sus propios problemas, pero me encantaría poder resolverlos juntos, como equipo, en una sociedad de dos en la que una mujer y un hombre podamos enriquecernos desde nuestras diferencias sin tratar de que la otra se parezca a mí y viceversa. En mi caso particular creo que lo que más extraño de tener una mujer en mi vida es la capacidad para la compasión, de enternecerse hasta el punto de dejar el ego y la racionalidad a un lado para ver al otro y tenderle la mano incluso cuando es mal negocio.
          En su psicoanálisis de los mitos, Joseph Campbell planteaba que en las historias de héroes siempre llega un momento en que el o la protagonista se ven en una situación en la que necesitan ser rescatados. El héroe, a pesar de su astucia y todos sus poderes no puede salir del problema hasta que llega su alma gemela a asistirlo, simbolizando así que como adultos nunca vamos a ser 100% independientes sino que en ciertas circunstancias vamos a tener que depender de otros, lo que nos convierte en interdependientes. La adultez consiste en aceptar ese hecho y encontrar con quién compartir el camino, no para recostarnos en su hombro, sino para hacer más agradable el trayecto.
          Almodóvar ya pintó su propuesta en la que las mujeres florecen sólo cuando se han deshecho de los hombres. Ahora quiero pintar la mía en la que tanto hombres como mujeres florecemos sólo cuando ambos salimos ganando.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Sin embargo también existen mujeres malas, jejejeje

STiRER dijo...

"Almodóvar ya pintó su propuesta en la que las mujeres florecen sólo cuando se han deshecho de los hombres." Se me hace un poco exagerado poner "la propuesta" de Almodovar en esos terminos. Creo que ante todo ha sabido explotar y darle la vuelta al melodrama burlandose de el. La verdad Volver me parecio average. Mi favorita sigue siendo Mujeres al borde de una ataque de nervios.
Sobre la definicion de adultez...uhmm vaya que me ha costado trabajo aprenderla, aunque aun no me convence mucho.

Andrés David dijo...

Estoy de acuerdo con que siempre habrá interdependencia. También estoy de acuerdo con que hay "encontrar con quién compartir el camino". No estoy de acuerdo con que (solamente) eso defina la adultez y tampoco estoy de acuerdo con una imagen tácita en el texto: compartir el camino es compartirlo en pareja.

La buena compañía en el camino no se restringe a eso y hasta me atrevería a decir que estar con una buena pareja no garantiza que el camino se comparta. Hay muchas circunstancias en juego que definen y limitan nuestras interacciones.

Finalmente, creo que la última frase es confusa porque "cuando ambos salimos ganando" no es garantía de que hayamos trabajado en conjunto por ese beneficio (que asumo es la propuesta que quieres pintar).

Anónimo dijo...

Hay que ver a Almodóvar para entender más lo que nos hace gozar y sufrir a las mujeres, creo yo. Pero lo de deshacerse de los hombres no es condición para florecer. Aunque en esta cultura lo parezca. La condición para florecer es mucho menos sexista.
Y recuerdo ahora una peli en la que Almodóvar se encarga de mostrar al hombre no monstruo, que se llama Hable con ella.

Johanna Pérez Vásquez dijo...

Algunas ideas se me quedaron en el tintero mientras escribía el comentario anterior, pero no importa. Esta entrada está bastante ligada a su precedente. Esta tarde luego de leer el artículo pensaba en montones de cosas, por ejemplo en que si bien no he visto ni la mitad de las películas de Almodóvar no me gustó mucho Hable con ella, era bien sosa.
Una cosa que decía Adapar en el anterior post, y que comparto, es que mientras las mujeres se han dedicado durante décadas a la introspección los hombres están quedados en su búsqueda de significado como género, hablo en tercera persona porque siento que no soy quien para apropiarme de tal idea, además no creo que en la generación de nuestras mamás tal proceso haya llegado a su clímax, es algo que nunca acaba. Tampoco estoy de acuerdo en que las mujeres seamos tan compasivas y que debamos echarnos más responsabilidades encima, acepto que en gran parte en nuestras manos está el éxito de la familia y las relaciones pero precísamente por eso es que las relaciones son cíclícas, a veces el fuerte es el hombre y otras es la mujer. No me gusta la idea de interdependencia sino de complementariedad, por ejemplo que quien esté a mi lado sepa de cosas que yo ni idea, no es crear una relación basada en la necesidad sino en el gusto por compartir, casi una simbiosis, aunque eso también es algo de dependencia.
Las mujeres por definición no somos buenas y los hombres malos, bien por alejarte de esos conceptos que te estaba susurrando el Lado Oscuro. A mí no me gusta dar plata en la calle y si veo a alguien que necesita ayuda prefiero no meterme, que lo haga alguien con más disposición para ello, en parte porque creo que es parte de su karma, la consecuencia por sus elecciones, para que veas que no todas las mujeres somos así y tampoco creo en aquellas generalistas que hablan pestes de los hombres como género.
Stirer habla de la promiscuidad como un ejemplo, yo simplemente creo que no le queda bien a nadie.

Cristhian Carvajal dijo...

El concepto de interdependecia ya te lo había escuchado hace poco en la charla de Matrix. Desde ese momento, me gustó mucho esa idea y por ello ahora la destaco como algo adicional que me llegó en este post.

En relación a la peli y a Almodovar (por supuesto, no podía dejar de comentar sobre este gran director), me parece que es un gran homenaje a la mujer. No deja de sorprenderme la versatilidad del discurso de este director, que como pocos, sabe desifrar bastante ese universo femenino.

Por último, estoy muy de acuerdo con Aparicio, aunque parezca contradictorio (últimamente lo hago mucho), algunas veces recorrer el camino en pareja no implica compartirlo. Sin embargo, sí creo que hacerlo (compartiendo y dándole la mano el uno al otro) puede ser una buena opción para crecer.

Muy bacano el post y muy buena la película.

Liliana dijo...

Yo creo que mi comentario en el post anterior puede bien servir para este. Sólo me gustaría agregar algo sobre el cine de Almodóvar. Creo que como cineasta ha crecido y se ha dejado de hacer las pelis adolescentes que venía realizando. Sus más famosos films, "Mujeres al borde de un ataque de nervios" o "Qué he hecho para merecer esto" son lo más misógino que he visto en el cine. Por eso no sé si es un buen referente para definir a las mujeres, ni para hablar de sexismo. "Volver" me ha gustado, pero no la pondría como ejemplo para esta discusión tan amena que has desatado.

Anónimo dijo...

Primero, me voy a desviar un poquito del tema, para decir que Campbell, así haya sido dicípulo de Jung, no es sicoanalista. Hay un montón de diferencia entre el trabajo riguroso e inspirado de Campbell, y toda esa cháchara de Freud y Lacan.

Sobre cómo pinta Almodóvar a ambos sexos, es cierto que es mas magnánimo con las mujeres que con los hombres. No he podido ver "Volver", pero me adhiero a Rana cuando dice que en "Habla con ella" muestra hombres bastante decentes, incluso criticando ciertos prejuicios en torno a su papel.

Sobre si las mujeres necesitan o no deshacerse de los hombres para florecer, creo que depende del caso. Hay casos en que sí, definitivamente. Hay mujeres que parecen incapaces de relacionarse con los hombres de una manera que no implique una dependencia enfermiza.

Pero hablando en general, me causa algo de gracia el hecho de que todo el mundo parece pensar que conseguir pareja es algo definitivo, como si uno simplemente encontrara el pedazo que le falta, y de ahí en adelante, ya va completico. Creo que lo que mostraba Campbell sobre esa parte en la cual el Héroe se encuentra con su media naranja va más allá de la comedia romántica, y se refiere a que el Héroe incorpora aspectos que hasta el momento había mantenido por fuera. Como todo lo que uno cree que nunca podrá ser o hacer. Se trata de una redifinición del sujeto, y no de una reafirmación como lo es una relación de pareja común y corriente.

Yo sé que hay personas que llegan a tener una afinidad increíble con uno, y en las últimas etapas del enamoramiento, uno siente que (hasta cierto punto) su identidad se ha fusionado con su pareja. Eso, claro está, es temporal, a menos que uno tenga una sociedad muy restrictiva recordándoselo todos los días.

Es algo muy cómodo pensar que hay simplemente portales que uno pasa y ya está al otro lado, como la adultez, o el estado civil casado, o ser padre, o haber triunfado en la profesión, pero realmente todo eso es una farsa que monta la demás gente, una farsa que intenta mantenerlo a uno perfectamente definido. Uno nace y muere muchas veces, puede decirse que todos los días.

Por otro lado, hay relaciones tremendamente sanas, que permiten y de hecho ayudan, a ambos componentes a cambiar y reinventarse como sea. Son las que valen la pena.

Andrés David dijo...

Pienso que el comentario de Lanark es muy bueno y escribo sólo para resaltar dos cosas:

i) No hay nada definitivo
ii) Uno nace y muere muchas veces

A la segunda le agrego que ocurre a cada instante.

Anónimo dijo...

La verdad que te salió un texto excelente, tan crítico como bien escrito. Mi más sincera enhorabuena.

Sin embargo, debo admitir que mi paisano Pedro Almodóvar me parece uno de los directores más sobrevalorados y casposos que conozco. Quizás sea "porque los árboles no me dejan ver el bosque", pero encuentro que sus películas son ridículos retratos de tópicos y clichés sobre La Mancha o sobre las mujeres, más que un punto de vista personal y sincero sobre la realidad que trata de representar.

Almodóvar supo transmitir un gran mensaje de alegría, espontaneidad y frescura a comienzos de los ochenta, cuando el país salía de una larga dictadura y había que dar voz a a todo ese inframundo que durante muchas décadas estuvo soterrado. Para mí esa es la gran etapa de Pedro. Pero, desde entonces, todo lo que ha hecho me parecen melodramas para contentar a crítica y público.

Aun así, reconozco su talento como director de actores y, sobre todo, de actrices. Es innegable que Penelopé Cruz, sin ser una buena actriz, está colosal en Vólver.